Epílogo

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Un año después

- Mami, estos zapatos me tallan

- Zaf no seas quejumbrosa, te dije que te pusieras los otros y no quisiste, y ¿Que te he dicho siempre?

- Que soy responsable de las consecuencias de mis elecciones.

- Muy bien amor, ahora vamos, que se nos está haciendo tarde

- ¿A dónde vamos mami?

- Ya lo veras amor

Mi hija es demasiado linda pero definitivamente ese vestido que le mandó Hanna le queda espectacular, subo a mi hija a mi auto y tomamos rumbo a nuestro destino, mientras llegamos al lugar me pongo a pensar en todo lo que he vivido y si que tuve cosas que lamentar del pasado, todo el tema de Gabriel, la muerte de Regina y lo de Daniel, de solo pensarlo tengo escalofríos pero gracias a Dios, todo está sanando.

- Llegamos Zaf

Bajo a mi hija del auto y la llevo en mis brazos, mañana cumple 7 años, siento que me quedan pocas veces para poder cargarla, ya que está creciendo muy rápido.

- A ver, creo que es por aquí - abro la puerta del salón.

- La vida es muy corta para que se desperdicie, he escuchado múltiples historias de vida donde algunos jóvenes tiran por la borda su futuro por cosas que no valen la pena, así que de todo corazón se los digo, hace un año tuve un accidente, mis piernas quedaron destrozadas, los médicos me dijeron que no volvería a jugar, pero hoy junto con mi equipo, ganamos un campeonato más, ¡Otro trofeo para los Lakers! - todo el mundo lo amo, eso si nadie más que yo, los aplausos no se hacen esperar - Y si me disculpan tengo una linda cena con mi adorable novia y mi hija.

Daniel se baja de la tarima y viene hacia nosotros.

- Te ves muy lindo papi

- Tú también mocosa

- ¡Papi!

- Zaf a ti gusta que tu papi te diga así

- Como sea - dice y voltea la casa para otro lado.

- No es mal carácter, es herencia materna - dice Daniel.

- Oye

- Vamos, tenemos una reservación que nos espera

El restaurante es hermoso, amo compartir con mi familia y noches como esta no las cambiaría por nada, luego de cenar nos dirigimos a nuestro hogar, pues si, hace cinco meses compramos una casa para que todos viviéramos juntos, llegamos a nuestra casa y con Daniel acostamos a Zaf.

Me encierro en el baño, pues tengo una sorpresa para Daniel, me pongo la lencería de color negro que me regalo hace tantos años, la cuide mucho por lo que esta en perfecto estado, además de eso preparo el pequeño cofre donde tengo otra sorpresa, escucho una melodía que viene de nuestro cuarto y si mis oídos no fallan, es sobredosis de Romeo Santos, me pongo mi bata negra, me arreglo un poco el cabello y salgo, veo al hombre mas sexy del planeta recostado den el marco de la puerta solo con un pantalón de pijama, que sexy es ese hombre.

- ¿Me concedes esta pieza stellina?

- Siempre amor - tomó su mano y empezamos a bailar al ritmo de la música, no lo había notado porque el adonis en la habitación capta toda mi atención pero el cuarto está decorado con rosas y en la cama hay una cubeta con hielos y champán.

Bailar con Daniel es una combinación de sentimientos espectacular, es tiernos, es ardiente, es sexy y es cálido, no puedo evitarlo y uno mis labios a lo de el, sus besos son una cosa fuera de este mundo, me da una vuelta, por lo que mi espalda queda pegada a su pecho y de pronto...

El juego de la vida (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora