Extra 1 - Luna llena

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Bruno Guzmán

¿Te gusta la habitación? - me pregunta mi hija.

- Si Sara, esta muy bonita, algo pequeña pero bien - le digo para molestarla.

- ¿Pequeña? es la tercera más grande del apartamento y tienes tu propio baño y un balcón de 4 metros - dice.

- Lose hija solo es para molestarle, ahora ven a descansar, que mañana hay mucho con lo cual lidiar - le digo y les doy un abrazo.

- Gracias por venir - me dice.

- Siempre voy a correr a cualquier lugar si mis princesas me necesitan - le digo.

- Te amo - me dice.

- Te amo - le digo.

Con eso se retira de la habitación y es cuando me permito analizar todo lo que está pasando con Zafiro, no entiendo cómo es que Sara olvido que alguna vez estuvo embarazada, son muchas incognitas ls que tengo y ¡Joder! es mi nieta de sangre, Angelina estaría feliz de saberlo, siempre decir que mis hijas serían buenas madres, a veces la extraño mucho, he tratado de encontrar una nueva compañera pero no ha llegado ninguna o tal vez si.

Mi secretaria es una mujer tan bella, tan inocente, cada vez que le digo algo lindo se sonroja y eso me hace pensar que todavía soy un adolecente tratando de conquistarla, una noche tuvimos relaciones, era virgen cosa que me sorprendió pues a los 35 años es difícil que alguien lo sea, creo que se arrepintió pues ha estado muy esquiva desde ese dia y yo solo quiero que se repita, todo de ella es magnífico, su rostro, su piel, su aroma, me empiezo a poner duro de solo recordarla.

Alejo esos pensamiento pues ya estoy muy viejo como para masturbarme por alguien, tengo un poco de calor, así que me quito la camisa quedando solo en mis pantalones de pijama, a pesar de mis 45 años tengo un cuerpo muy atlético, eso atrae a muchas colegialas interesada, ya tuve una experiencia con eso y no queiro que se repita.

Salgo de la habitación, voy a la cocina por un vaso de agua, toda la parte de la sala y la cocina está rodeada de ventanales, así que puedo observar la luna llena que se muestra en el ilumanaco cielo por estrellas, de pronto escuchó unas pisadas y levantó la vista.

- Lo siento, tenía sed y la señorita Guzmán me dijo que podía entrar a la cocina - es Amanda tiene puesta una bata de seda que me encantaría quitar, se me queda viendo pues ahí es cuando me acuerdo de que no traigo camisa, ella pasa su mirada por mis abdominales.

- Adelante - le digo haciéndome en la esquina de la cocina.

Ella camina un poco nerviosa y saca una jarra de la nevera.

- Los vasos están en el estante de arriba - le digo mientras no me pierdo ni el más mínimo detalle de sus piernas.

- Gracias - es lo único que dice.

Amanda es un poco baja, por mas que se empine no va alcanzar los vaso, me acerco a ella por detrás, pego mi torso a su espalda, me gustaría rozar ese trasero con mi miembro pero tengo miedo que se asuste como la última vez, mi boca queda muy pegada a su oreja, estiro mi brazo y alcanzó un vaso para ella y se lo dejo en el mesón.

- Gracias - es lo único que dice otra vez.

Me alejo y me siento en las sillas que están al frente de la cocina con las piernas abiertas cosa que no pasa desapercibida, ella se sirve un poco de juego.

- No deberías salir de tu cuarto - le digo

- ¿Por qué? - pregunta un poco nerviosa

- Hay luna llena, las bestias salen a buscar a su presa - le digo y casi se ahoga con el jugo.

El juego de la vida (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora