Capítulo 23 - Nosotros

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Maraton 1/3

Daniel Leal

- Sara... - estaba muy enojado con ella, pero verla así, me parte el alma en diez mil pedazos.

Ella al verme se lanza a mis brazos y me abraza, su pequeño cuerpo se aferra al mío, como si fuera lo único que quisiera, no se que esta pasando o que le dijeron adentro, pero ella está muy mal, sus ojos tristes me lo dijeron todo, el temblor de su cuerpo me lo confirma.

- Cuidela, ella necesita de usted - me dice Ares, él solo se sube a su carro y se va.

Sara no me ha dicho nada, solo solloza en mi hombro, es muy doloroso ver así a la mujer que amas, es doloroso no poder protegerla de todos los que quieren hacerle daño.

- ¿Quieres contarme lo que pasó ahí adentro? - tomo su rostro en mis manos para que me pueda ver, sus ojos y nariz están rojos por las lágrimas que han derramado.

- No, yo... solo quiero ir... ir

- ¿Ir a donde? - le pregunto.

- Quiero ir... a donde tú estés, no me importa solo quiero ir contigo - me dice.

La llevo hacia mi auto, el camino hacia mi apartamento es silencioso, Sara recuesta su cabeza en mi hombro y se queda dormida, al cabo de media hora llegamos a mi apartamento, se ve tan tranquila durmiendo que no la quisiera despertar pero es necesario.

- Eli, ya llegamos - ella forma un puchero con sus labios, sus hermosos labios.

- ¿Me puedes cargar? - me dice con otro puchero.

- No seas mimada Elizabeth - le digo.

- Por favor, solo quiero que me mimen y olvidarme de todo - me dice.

No puedo resistirme a los encantos de mi mujer, asi que no pierdo tiempo y la alzo en mis brazos, su olor a rosas llega a mi fosas olfatorias, no se que hace esta mujer para oler así de delicioso todo el tiempo, subimo a mi penthouse y dejo recostada a Sara en mi cama, todo es de color negro, pero esa caballera pelirroja resalta entre todo el lugar.

Voy a la cocina para preparar un sandwich, me siento tan ridículo nunca cocino para mi, pero aquí estoy haciéndole un sandwich a ella, definitivamente el amor vuelve a la gente idiota.

Subo a mi cuarto para encontrarme a Sara en ropa interior, mi pequeña mentirosa se quedó dormida, pero se veía muy pálida, me preocupa.

- Sara, despiértate, tienes que comer - le digo, ella roza sus manos en sus párpados.

- No tengo hambre - me dice

- Si tienes - le digo y vuelve hacer un puchero.

- Está bien - ella toma el plato y empieza a comer

- ¿Desde cuando cocinas? - me pregunta.

- Es solo un Sandiwh - le contestó, restándole importancia.

- Ammm es un avance... antes no sabías ni hervir un agua - me dice y pongo cara de ofendido.

- Eres muy mala - le digo mientras me siento a su lado, verla así con poca tela, activa todos mis sentidos, ella ríe y se tapa la boca con las manos ya que tiene comida - ¿Ahora si me quieres contar lo que pasó hoy? - le pregunta cómo se tensa pero asiente.

- No me vayas a juzgar, solo te pido eso - me dice

- Yo nunca haría eso - le digo y voltea a verme con ojos incriminatorios - Yo no volvería hacer eso.

- Está bien.

Sara empieza a relatarme todo lo que le dijo el tal Federico, me contó todo lo que pasó en Miami, todo lo que le dijo ese tipo sobre la mafia y como ellos dos tenían una especie de relación, que ni ella entiende, todo lo que me dice me deja en shock y no se porque un sentimiento de culpa se instala en mi ser.

El juego de la vida (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora