CAPITULO XIV

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ANTONELLA RINALDI.

II DOLORE DI UN CUORE CHE CERCA DI GUARIRE

EL DOLOR DE UN CORAZON QUE TRATA DE SANAR..

Pasillos desolados, doctores entran y salen de mi habitación llevo menos de un día encerrada siendo el ratoncito para su experimento, todos se sorprenden de que aun viva a lo largo de la vida pasamos por momento que se suponen nos ayudaran a vivir, estúpido que un momento te pueda marcar de una manera indescriptible siempre he sido fuerte esa llamada que ni el agua es capaz de apagarla esa era la Antonella que siempre vio lo bueno en los demás por muy destruidos que pudieran estar.

Pero de que sirve salvarse de un martirió si en el proceso perdí algo. Trato de ser fuerte a un recuerdo todas sus palabras aun sueño en los abusos. Hablarlo todos dicen esa pequeña palabra doctores familiares, pero de que sirve que un desconocido escuche cuando no entenderá lo que es porque no lo ha vivido, solo sabrá decir eres fuerte puedes superarlo y lo más ridículo es que se lo que soy.

Cuando me entere de mi embarazo encontré esa luz a la cual me aferre, una razón para seguir y salvarme.

La muerte de uno de mis bebe duele de una manera que desgarra cada parte de mi porque no lo merecía nadie tenía el derecho de arrancarlo de mí, merecía vivir merecía conocer a sus padres.

Y luego me pregunto ¿podre odiar a Alessandro por mentir? No porque sé que en el fondo que mi corazón lo ama de una manera tan loca que hay un fuego que nos consume a nuestra manera, pero no puedo odiarlo porque lo intento aquella noche, pero muchas veces nada sale como lo planeamos.

Coloco mi mano en mi vientre estoy feliz sin duda lo estoy.

Alessandro reposa sobre el sofá que está en la habitación lleva unas hora dormido me gusta observarlo se ve tan cansado.

La puerta es tocada en ella entra una enfermera sonriente la observo analizando porque sonríe voltea su mirada y la posa en Alessandro el cual esta despierto observándola anonado.

-todo bien.

Pregunto a mi esposo.

-Si Bellezza, todo bien-su repuesta es un poco fría intento no tomarle importancia y observo a la enfermera que a un lo observa.

-Bien señora walton-habla con un poco de enojo.

-Rinaldi-corrijo ella me observa con un poco más de enojo y solo lo cubre con una sonrisa.

-Claro una disculpa, venía a informar que en breve se le realizara una ultra con la especialista para notar si esos niños están bien para que salga del hospital.

Su forma de llamar a mis hijos me molesta.

Respira uno dos y no mates a nadie amor y paz que ignorar duele más.

Maldición eso rimo.

-Gracias, pero preferiblemente llama a mis hijos bebes, no esos niños con asco, puedes retirarte linda.

Alessandro se acerca tomando mi mano, pero no dejo.

- ¿Te acostaste con ella?

-Que no.

-Mentir se te da fatal.

-Bueno fue hace mucho.

-Mucho, claro y yo soy virgen.

-Amor es pasado si olvídate de ella no es nadie en mi vida.

Eso no ayuda a quitar el mal sabor de mi boca pienso, pero no se lo digo solo me dedico a asentir y dirijo mi vista a las flores que Alex trajo.

La Esposa Del Magnate© {BORRADOR}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora