CAPÍTULO XXIX

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17 de diciembre 2022.

Suecia.

Antonella.

-Eso se ve grande, grueso, y manejable.

-Sí, es muy grande.

-Lose, puedes hacer lo que quieras con él.

-Mis manos son muy pequeñas, para algo muy grande.

-Podrás con ello pequeña, princesa.

- ¿Seguro?

-Obvio, pan comido para ti.

-Bueno, crees que quepa.

-No es tan estrecho o ¿sí?

luego de eso hubo un silencio que solo lo hizo sonreír. 

-No, la puerta es de más de dos metros y el árbol es de dos metros, lo llevaré, me has convencido, se verá bien.

-Vez. Siempre tengo la razón.

-Sí, claro ahora presumido, como lo subirás al auto.

-Con las manos, claro está.

-Guau, eres muy inteligente.

Llevamos más de una hora en busca del árbol perfecto, falta una semana para Navidad, y la casa no está adornada, está fea. En mi estado no puedo ayudar mucho, básicamente soy una ancianita en bastón, ¿dónde queda lo sexy? Stanislav, sonríe brindándome la sonrisa más sincera, una sonrisa que trasmite tanto amor que me hace sonrojarme. Dios desde cuando alguien no lograba hacer sentir cómo una adolescente con una sonrisa es como si una caricia me enviara a un viaje galáxico, maldición, este hombre solo causa estragos en mí.

Pero una parte de mí teme sentir.

-Oye, princesa, quieres que te cargue.

-Bueno, ya que insiste-levanto los brazos, solo sonríe caminando y tomándome entre sus brazos, lo que me hace sonreír.

-Bueno, ahora vamos por una porción del postre que vimos al salir de casa.

-Puesto que insiste como decirte que no.

-Eres una descarada princesa.

Recuesto mi cabeza en el hueco de su cuello inhalando su aroma.

Paga el árbol conmigo aun en sus brazos, luego de unos minutos de caminar abre la puerta del auto colocándome en él y abrochando el cinturón, deja un beso en lo alto de mi frente y camina hasta colocarse a un lado mío tomando mi mano entre la de él. Si alguien nos viese dirían que como un matrimonio.






(...)






Marcos. Nos observa con una ceja enarcada, parece un papa juzgón, bueno talvez en árbol, no es muy pequeño, pero es lindo o talvez sea que el ruso me carga en forma nupcial, bueno no habla, no soy adivina y por su expresión no está feliz maldición le falta sexo de seguro suele estar amargado.

Es mi mente solía ser más alegre, talvez porque está viejo, ya no es igual.

-Oye, no estoy viejo.

Su voz me hace verlo, pensé en alto.

-Aún tienes eso de hablar, lo que opinas. Es grosero que me digas viejo.

-Con esa cara pareces uno.

-Se puede saber qué hacen con un árbol gigante en mi casa.

-Técnicamente, es mía-Stanislav corrige ganándose una mala mirada.

-Cállate hombrecito.

Mi mirada y la del ruso se conectan haciéndonos reír su cuerpo se sacude tomando con mayor fuerza y acercándome a su pecho.

-Bueno, parejita enamorada, cuenten el chiste.

Hago mala cara.

Todos suelen hacer bromas sobre mí y el ruso y solo causan ponerme nerviosa, sé que suelo pasar mucho tiempo con él.

Demasiado.

Si mucho es mucho incluso hay noches en las que duermo en su habitación jamás ha pasado nada y aunque hay veces que he deseado que me toque nunca pierde los estribos y solo agota mi paciencia ser respetuoso suele ser muy estresante una noche entre en una lencería la más sexy que tenía solo sonrió al verme y dijo {maldición eres una belleza, cuanto desearía hacerte mía y adorarte} Logro hacerme alucinar, pero luego solo me invito a la cama se acomodó y me atrajo a su pecho y me beso solo fue un roce desde esa noche nunca paso nada.

Hable con mi psiquiatra sobre esto, pero me recomendó no empezar nada hasta que recordara algunas cosas, las recuerdo con claridad otras no.

Mi tiempo en Suecia, ha sido maravilloso, la vista son la cosa más linda.

La compañía de todos se siente bien.

En este tiempo no he pensado en lastimarme, es una buena señal. 

Las heridas físicas están sanando cada día estoy mejor.








Feliz Diciembre. 

TEORIAS?

UN BESO.

-A

La Esposa Del Magnate© {BORRADOR}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora