CAPITULO XXIV

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LONDRES, INGLATERRA.

ALESSANDRO

Una semana.

Una semana sin ella.

Una semana sin tenerla.

Una semana de esta farsa.

Me siento el mas hijo de puta, cada día. Me odio también.

La noticia del embarazo de Marielle fue algo que no estaba en mis planes, mi padre dejo de hablarme y rompió todo tipo de contacto Alex y Dylan bueno ellos se fueron, como ella la he buscado, pero es como si todos hubiesen desaparecido, no hay registro de vuelo nadie sabe incluso mi padre negó saber, sus amigas negaron saber, incluso su hermano y todo me frustra que se lleve la idea de que el hijo de Marielle es mío.

Ni en mis peores borracheras la tocaría.

Mis decisiones talvez no son las mejores, pero se dice que hay que proteger a lo que amamos y tengo tres personas, que lo son todo. Si alejarlos me hace egoísta pues sí, soy un maldito hijo de puta o incluso una mierda puedo ser todo y a la vez nada.

Mi investigador ha intentado contactar con su paradero, pero lo último que puso es que estaba en la casa de Dylan-malditos traidores.

Desde la noticia del embarazo de Marielle el cual no existe, solo fue la excusa perfecta para terminar de romper a Antonella, sabia que algo como eso solo haría alejarla y romper cualquier miga de amor. La prensa me persigue buscando explicaciones de todo la mierda que es mi vida.

Los últimos días solo me he ahogado en alcohol nunca regreso a mi casa porque sé que ella estará ahí-hasta mi casa me quito-es estúpido pero el poder que ella tiene es algo que odio es el lazo que trato de romper, razón por la cual aleje a Antonella no merece tenerme a medias y aunque me niego a dejarla una parte de mi dice que sería lo mejor.

-Señor-la voz de mi secretaria me hace alzar mi vista a ella.

-Dime.

-Su padre, esta acá.

Maldición.

Lo único que escucho de él son reproches de mis errores y estoy harto de que todos me vean como el malo por protegerla. Camino hasta llegar a mi escritorio tomo lo ultimo del licor y lo sirvo hablar con mi padre es como pelear con un niño por un juguete.

-Padre-este camina hasta tomar asiento frente mío su mirada de odio y reproche como siempre  fija en mí.

- ¿Ahora eres alcohólico?

-No, que quieres.

-La empresa.

Su repuesta me molesta.

-Es mía.

-No es mía, todo esto es mío Alessandro y no dejare que un maldito bastardo se quedo con todo, esto-señala con sus manos-les pertenece a mis nietos los cuales ahora están a millones de kilómetros lejos de ti.

-Sabes dónde están ¿no?

-Talvez.

-Son mis hijos padre, tengo derecho de saber de ellos.

-No-niega sus ojos se cristalizan-los perdiste desde el momento que dejaste que esa mujer ingresara a tu vida nuevamente, los perdiste desde que la pusiste por en cima de la madre de mis nietos una mujer que pago todo tus erros por dos meses, una mujer que perdió un hijo por tus errores pero que a pesar de eso se quedó a tu lado. Siendo fuerte porque su amor eran más grande que cualquier malditos dolor, la misma mujer que tuvo un ataque de pánico meses atrás en su oficina ¿dime donde estabas? Revolcándote con tu esposa-ironiza-las has lastimado mas de lo que ella, estaba jamás viste más de allá de ti nunca vistes cuando por las noches lloraba, eres tan egoísta que jamás viste como se hundía y luego vas y que besas a una mujer que solo te usa delante de Antonella, mereces esto y más, puedes ser mi hijo, pero en estos momentos estoy tan decepcionado de ti. Antonella está lejos y jamás regresara si en verdad hay un poco de amor déjala merece conocer a alguien que en verdad la valore a ella y a sus hijos.

La Esposa Del Magnate© {BORRADOR}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora