La Esposa Del Magnate© {BORRADOR}

XXXI

Antonella

Es irónico no la vida suele darnos tantas vueltas. La vida impredecible estúpida y caótica esas son las formas de describirme un rompecabezas, al cual con los años le quitan una pieza como podría recogerlas y unirlas si todas están perdidas.

El alcohol roza mi garganta asiéndola arder, nunca fui buena bebiendo, pero heme acá sola en medio de un lote de flores, rompiendo en llanto. Mi única compañía una botella de licor a medio terminar. Mi mente solo repetida las palabras de Marcos, intento convérseme de que no eran reales, pero a este tiempo ya no sabía quién mentía y quien no. Quien era realmente. Cada día me siento más perdida en este mundo, es como si mi cuerpo caminara, pero mi mente... mi mente esta mas alla.

Un nuevo año comienza y las mentiras salen a la luz, como una marea que arrastra todo a su paso. Pero la verdadera pregunta es ¿quién es quién en este juego retorcido? ¿Quién miente y quién dice la verdad? ¿Quién es el villano y quién es la víctima? ¿Quién soy yo en toda esta farsa?

La Madrugada es fría. La luna brilla en lo más alto de la colina siendo mi testigo silencioso de mi tormento, brillaba con una luz fría y distante. ¿Acaso también ella se deleitaba en mi sufrimiento, en mi desesperación? las lágrimas siguen rozando mis pómulos mi maquillaje debe de ser un desastre. El viento soplaba suavemente, llevando consigo el aroma dulce de las flores del lote. Me sentí tentada a levantarme y correr hacia ellas, buscando refugio en su belleza efímera. Pero sabía que no podía huir de mis problemas, no esta vez. Con un suspiro, me pasé una mano temblorosa por el rostro, sintiendo el rastro húmedo de las lágrimas

Las palabras de Marcos siguen retumbando en mi cabeza, como un mantra cruel que se niega a desaparecer. Intento convencerme de que no son reales, pero después de tanto tiempo ya no sé quién miente y quién dice la verdad. Quién soy realmente. Cada día me siento más perdida en este mundo, como si mi cuerpo caminara sin rumbo, mientras mi mente se pierde en un laberinto de dolor y confusión.

Tomé otro trago de la botella, esperando encontrar algo de consuelo en el ardor del alcohol. Pero en lugar de eso, solo encontré más vacío, más dolor.

La madrugada era fría y desolada, como un reflejo perfecto de mi propia alma. Me sentí pequeña y vulnerable bajo la mirada implacable de la luna, preguntándome si alguna vez encontraría la paz que tanto anhelaba.

Pero a pesar de mi dolor, una chispa de determinación comenzaba a arder dentro de mí. No podía permitir que este tormento me consumiera por completo. Tenía que encontrar la verdad, tenía que encontrar la redención, aunque eso significara enfrentarme a mis peores miedos.

Con un último suspiro tembloroso, me pongo de pie, sintiendo la tierra fría bajo mis pies descalzos. No sé hacia dónde me llevará este camino de dolor y desesperación, pero una cosa es segura: no puedo rendirme. No todavía. Mis manos tiemblan mientras alcanzo la botella vacía, deseando desesperadamente otro trago para adormecer el dolor. Pero sé que el alcohol solo es una solución temporal, una distracción fugaz de la realidad implacable que me rodea.

Con paso vacilante, comienzo a caminar hacia la oscuridad, hacia lo desconocido. No sé qué me deparará el futuro, pero una parte de mí tiene la esperanza de que algún día encontraré la paz que tanto anhelo, la redención que tanto necesito.

Y así, con el corazón lleno de dolor y determinación, me adentro en la noche, lista para enfrentar cualquier desafío que el destino tenga reservado para mí. Porque, aunque esté perdida en un mar de sufrimiento, todavía queda una chispa de esperanza ardiendo en mi interior, lista para iluminar el camino hacia la verdad y la sanación.

Con cada paso que daba entre las flores, sentía como si el dolor se intensificara, como si las espinas de los tallos se clavaran en lo más profundo de mi ser. Cada pétalo era un recordatorio doloroso de lo que había perdido, de las veces que confié y fui traicionada.