"12"

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—¡Oh,Que casualidad!.—El chico sonrió .—Eres él omega rebelde de aquella vez.

No podía ser verdad.

Su respiración se atascó, mientras que vislumbraba con asombro el rostro del alfa. Él estaba ahí, frente a él, diablos, jamás pensó volver a verlo.

—Lamento lo de hace unos momentos.—Le tendió la mano.—¿Me dejas ayudarte?

El alfa sonrió pequeño, mostrando su primera fila de dientes perfectamente alineados y blancos. Extendía su mano hacia su persona en señal de que la tomara.

El corazón del omega bombeó desbocado, pensó por un momento que se le saldría de la caja torácica si seguía latiendo de esa manera.

Sintió como un calor subía a sus mejillas mientras todavía observaba al alfa, sus ojos grises puestos en las perlas negras que eran las suyas.

—¿Estas bien, Omega bonito?.—El alfa dio otra pequeña risa.—¿O tampoco aceptas ayuda de un alfa?

Él omega miró la mano extendida y con la suya temblorosa la tomó, sintiendo el tacto caliente de la palma de su mano con la contraria. Y no sabe porqué sintió ese calorcito en su pecho.

¿Qué le estaba pasando?

—Gracias.—Susurró.

Sin ningu esfuerzo fue levantado del suelo, su mano todavía sosteniendo la del alfa, el cual apretó un poco su palma.

—No hay de que.—Le miró.—Jamás pensé volver a verte omega bonito.—Sonrió.—Que sorpresa.

Mordiéndome el labio él omega bajó la cabeza, sintiéndose algo tímido ante el apodo.

—Tampoco pensé que nos encontraríamos —levantó el rostro.—Es pura casualidad.

Ambos se quedaron observándose, él omega sintiéndose algo desprotegido al tener esa mirada oscura en su cuerpo. Este llegaba a tensarse cuando el alfa recorría con sus ojos todo él. Lo hacía sentir pequeño.

Y no le molestaba.

El alfa se acercó un poco más, apretando la palma del contrario.

—No creo en las casualidades, si no en el destino.—se acercó a su oído.—por eso no creo que seas una casualidad.

El cuerpo del omega se estremeció, su respiración nuevamente se atascó y sus ojos se ensancharon. Jamás había estado tan cerca de un alfa que no conoce, las veces que lo estaba era para darles su merecido, pero esta era diferente. El alfa no parecía un idiota que lo veía como un trozo de carne, no, sentía que lo observaba como una persona más.

Sonrió.

—¿Cómo te llamas?

Después de alejarse un poco y soltar su mano, se digno a contestar.

—Soy Tae-

—¡Taehyung!

Dándose la vuelta, él omega vislumbró a la pelinegra, la cual se veía algo agitada, como si hubiera corrido un maratón.

—D-déjame explicarte por favor.

Se acercó más a él, dándole una mitara apenada, mientras que con los mismos le suplicaba.

Frunció el ceño.

—No debes de explicarme tú mentira, Jihyo.—Está vez el nerviosismo de hace un momento se drenó de su sistema, y volvió a tener el control racional de si mismo.

La pelinegra lo miraba suplicante, rogando por que la escuchara, cosa que no permitirá. Odiaba a los mentirosos; él trataba de ser siempre honesto ante sus amigos y su familia.

Jeon Dynasty  [ Kooktae ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora