Jeon Dynasty [ Kooktae ]

"19"

Entrando por la ventana del segundo piso, los rayos del sol le dieron la bienvenida a un nuevo día.

Abriendo los ojos lentamente, el omega de larga cabellera gris comenzó a despertar su mente y cuerpo. La pereza hizo su presentación y quiso volver a dormir por los espasmos que tenía su cuerpo. Sentía como si un camión le hubiera pasado por encima.

Intentó levantar si quiera la cabeza, pero sentía como si su cuerpo estuviese entumecido, dormido. No podía sentir nada más allá de las cálidas sábanas blancas acariciando su desnuda piel de la espalda baja...

¿Desnuda piel?

-¡ah!-Alarmado, dio un brinco en la cama, la cual estaba completamente desordenada. Un mareo le llegó de repente, causado por levantarse tan rápidamente.

Se recostó de la puerta de su habitación; su cuerpo desnudó siendo escondido tras esa sabana fina que no dejaba nada a la imaginación. Asustado, comenzó a bordear la cama, encontrándose con su calzoncillo y la ropa que había usado ayer.

Ayer

Con cuidado, se sentó en el borde de su desastrosa cama, rememorando cada cosa vivida el día de ayer.

Yeji

Su celo

La puerta siendo tocada

La discusión

Jungkook

-No,no,no-Negando efusivamente, él omega se tocó los labios fríos cuando recordó cómo se le había lanzado como puta al alfa que juraba más odiar.-¡No,no,no!

Un picor en su pecho comenzó a brotar, su rostro se deformó en una expresión de terror y angustia. Su lobo chillaba agudo mientras daba vueltas en su interior.

¿Lo había hecho con Jungkook?

¡Maldición no! Las gotas saladas comenzaron a acumularse en la esquina de sus ojos. Un asco y resentimiento burbujeó en su estómago, al solo imaginar que se entregó a un alfa.

A Jungkook.

-Eres un idiota-Se dijo a sí mismo-Todas esas malditas pláticas y charlas contigo mismo para que le terminaras abriendo las piernas a un desconocido-Se recriminó con odio.

Ahora mismo quería quitarse la piel, borrar cualquier tipo de caricia o huella del alfa de su cuerpo, de su alma. Se sentía sucio, asqueado.

Las gotas saladas comenzaron a hacer su viaje por todo su rostro, y un sollozo lastimero fue lo que salió de su boca.

Se había dejado besar por un alfa, se había dejado tocar por un alfa. Se sentía deshonroso, cometió el peor delito de todos.

El dolor en su vientre volvió a ser presente con más ímpetu, más lo ignoró y se dirigió como pudo hasta el baño de su habitación.

Frente al espejo, pudo ver como una marca de tono rojo intenso estaba marcada en su cuello, y fue el detonante para hacerlo vomitar.

Expulsó todos sus jugos gástricos en el lava manos, y paro cuando no hubo nada más que expulsar se miró la cara frente al espejo, su rostro había perdido color, más estaba abultado en las mejillas.

Salió del cuarto de baño con lentitud, yendo a acostarse de nuevo, creyendo que así despertaría de su pesadilla.

Pero sus ojos se fijaron en la pequeña nota pegada al edredón de su cama. Con lentitud, retiró el post-it amarillo, y comenzó a leer.