💙 hell 💚

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Harry abrió sus ojos con pesadez, miró a su alrededor y todo era de un rojo intenso  que molestaba a la vista.

Cerró los ojos nuevamente y comenzó  a caminar en línea recta como solía hacerlo. Cuando la temperatura a sus alrededor comenzó a aumentar hasta el punto que se volvía sofocante se quedó quieto y estiró su mano izquierda. Empujó la puerta con fuerza aunque le quemaba la palma de las manos.

Para cuando sintió que la puerta estaba totalmente abierta y el aire del lugar era tan caliente que dolía, sintió un par de brazos envolverlo por su cintura.

— Llegaste, amor— el calor desapareció y el rizado abrió los ojos.

— Llegué. Deberían poner aire acondicionado en este lugar— dijo mirando su alrededor envuelto en llamas.

—Solo tu eres muy delicado, pero ¿ya no sientes calor o si?— Harry negó con la cabeza y miró  los ojos azules con la pupila roja.

— Te extrañé— el rizado envolvió sus brazos sobre los hombros del contrario mientras éste apretó más el agarre que tenía en su cintura.

— Yo también a ti, pero no le digas a nadie que te dije eso.

— No puedo decirle a nadie de ti, en el hospital no creen en los demonios y aquí no me dejas hablar con nadie. Si les hablo allá de ti me mandaran al área de psiquiatría— el más bajo beso los labios del chico de ojos verdes.

— No te dejó hablar con nadie porque no quiero que roben tu alma tan angelical. Esa es solo mía— Harry sonrió.

— Yo no he hecho ningún trato contigo, Louis—el demonio castaño  soltó una carcajada.

— Ya lo se cariño, esa me la robe de una manera no muy tradicional.

— Creo que el que se robo algo del otro aquí soy yo.

— Puede que tengas razón. Tengo algo que hablar contigo.

Louis se separó de Harry acomodó su traje oscuro y sacó un cigarrillo  de una cajita de metal que cargaba siempre consigo, lo prendió con la punta de uno de sus dedos solo para impresionar a su acompañante.

Aunque ya había hecho eso un montón  de veces.

El lugar recordaba a una habitacion de algún castillo antiguo, con adornos de oro  y piedras preciosas, también  pequeñas piezas que parecían ser de tribus extintas, aunque en partes había literalmente fuego como si nada cosa que le quitaba un poco de glamour.

Louis le indico al rizado que se siente en un pequeño sofá envuelto en llamas, mientras se servía un vaso de un licor que Harry no lograba identificar.

— ¿Qué quieres decirme?— el demonio con la mano desocupada acarició los bellos rizos chocolate que tanto le gustaban.

— Que no te queda mucho tiempo y no creo que vengas para acá cuando se te acabe. Lo único malo que has hecho es estar conmigo, pero no creo que te dejen aquí solo por eso y para ser sincero es lo mejor, este no es un lindo lugar para alguien como tú, amor— Harry hizo una mueca de disgusto.

— Creo que no me molestaría estar aquí, si es contigo.

— Porque cuando has estado aquí es mientras yo te cuido y si vienes para pagar alguna penitencia, no puedo tocarte. Sabes que esa no es mi área.

— Pero, puedo firmar un contrato. Cuando muera tendré que servirte y así puedo estar contigo, aunque voy a hacerte caso.

— Sol, no es tan fácil. Si hago eso sí estarás conmigo, pero lo que te hace valioso, tu capacidad de decidir o sentir cosas tan bonitas como lo que sientes por mi se irá y solo serias un sirviente con constante dolor hasta que tu alma se extinga.

Sunflower & RosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora