💛sangre❤️

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Parte 2

Liam tenía un trabajo que en realidad no era tan difícil con  la organización correcta. Cuando eran personas de mayor estatus tenían más guardias y cosas por el estilo, pero tenía que esperar el momento perfecto. Habían distintas personas y con eso distintas formas de deshacerse de ellas.

Esa semana estaba observando a un artista reconocido en Londres que tenía una fama mundial. Trabajaba en una galería hermosa y también era una persona nefasta.

Como jefe era abusivo y con las chicas solía pasar la línea de lo laboral muchas veces, pero la mayoría de los artistas jóvenes lo soportaban ya que era muy difícil tener reconocimiento en el rubro. En el ámbito familiar tenía cuatro hijos de distintas mujeres y ninguno había sido reconocido, también golpeaba a su pareja actual.

Era asqueroso, pero el venía porque apostó una pintura a un conocido traficante en una partida de póquer y esta era una replica. Una ofensa digna de un asesinato.

Tenía que dejar un pequeño detalle que muestre a sus enemigos para quien trabajó. Eran detalles que apenas notaba la policía, pero todos lograban enterarse de lo que él quería.

Entro a la galería estaban por cerrar y regularmente Kilián—el artista— se quedaba hasta altas horas ahí y aunque habían guardias eran un poco perezosos.

Para su suerte dicho personaje era un poco avaro en cuanto a muchas cosas de la galería, entre esas la seguridad. Por lo que las cámaras de seguridad no funcionaban hace años.

Liam pensó que sería simple así que decidió ir solo, regularmente tenía un equipo que lo acompañaba con distintas áreas. Niall era quien se encargaba de todo tecnológico que fuera pertinente, manejar, hacer llamadas y hablar con sus contactos. Por otro lado estaba Louis que entraba junto a la acción y se manchaba las manos, pero solía centrarse en los guardias no en el objetivo ya que dejaba desastres a su paso y para concretar el trabajo tenia que ser algo pulcro que no se saldrá fácilmente de la retina de quien lo encuentre.

Entonces, era un trabajo fácil había revisado el lugar y no escondía ningún arma ni nada que pudiera perjudicarte en su llegada, para así hacer su monólogo excéntrico cuando entraba sin preocupaciones.

Su jefe quien lo había metido en el rubro desde pequeño quien lamentablemente también era su padre, le hacía algunas conexiones con clientes importantes para el negocio que manejaba. Este era uno de esos casos, si hubiera sido su decisión probablemente rechazaría el trabajo, era algo burdo y a él le gustaban las cosas que escuchaba en las noticias durante semanas o a gente en la calle hablar de ello. Lo  único que el consolaba es que el tipo que en realidad no le veía nada de especial era conocido, lo que llamaba la atención de la gente para hablar, pero eso era promoción fácil y así no le gustaba.

Entró a la galería tarde, los guardias nisiquiera lo miraron cuando entró, miró algunas obras que ya había visto en sus investigaciones nocturnas del lugar. Donde habían varias bastante buenas, hasta pensaba robarse o comprar una en particular de un  par de personas bailando, le generaba algo de paz la compasión y la paleta de colores.

Entonces escuchó a alguien silbando, sabía que algunos de los aprendices de Kilián se quedaban hasta altas horas pintando en el estudio que tenían o  cosas que en realidad no les había prestado demasiada atención.

Caminó con calma hacia el sonido, tenía que saber en que situación se encontraba el lugar por cualquier percance. Entonces vio a un azabache de espaldas pintando un cuadro enorme, de una mujer envuelta en unas sábanas rojas y flores saliendo se su pecho, parecía doloroso pero a la ver todos los detalles hacían ver algo inocente y suave.

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