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CHAPTER TWENTY EIGHT lola
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—MÁS VALE QUE ESTO SEA IMPORTANTE.
SIN UNA PALABRA, ANAKIN caminó hacia su armario y abrió la puerta corrediza antes de desplegar la unidad R2-D2 que Padmé le regaló, —Necesito tu ayuda con algo—. Lo trajo frente a mí y se arrodilló para abrir un compartimento.
Fruncí el ceño, —Pensé que dijiste que necesitabas mostrarme algo.
—Y lo haré—, levantó la vista y me hizo un gesto para que me arrodillara a su nivel, lo cual hice. Luego señaló el interior del compartimento: —Después de que llegues allí con esas pequeñas manos tuyas y conectes el cable amarillo con el cable verde—. Hablaba despacio y enunciaba cada palabra como si yo fuera una niña en la escuela aprendiendo los colores por primera vez, —¿Puedes hacer eso?
Entrecerré los ojos, —Si quieres mi ayuda, aprende a preguntar amablemente.
Esperaba que pusiera los ojos en blanco como de costumbre y me hiciera un comentario sarcástico, pero en lugar de eso, sonrió mientras se deslizaba lo suficientemente cerca de mí para que nuestros brazos se rozaran, —Por favor, ¿me ayudarías? No puedo estirarme como tú puedes.
Entrecerré mis ojos más ante su amabilidad sospechosa, —¿Quién eres y qué has hecho con mi maestro?— Miré hacia el droide y vi los cables a los que se refería. No me sorprende que no pudiera meter la mano dentro, parecía demasiado estrecho, tal vez incluso demasiado estrecho para mí. Así que decidí hacer algo que fácilmente podría haber hecho él mismo...
Usé la fuerza para conectar los cables.
—Gracias,— giró el droide para mirarlo y cerró el compartimiento.
Me giré para mirarlo, —No me necesitabas para eso, podrías haberlo hecho tú mismo sin problemas.
Se encogió de hombros, —Tal vez solo quería ver si las células cerebrales que te quedan funcionan.
Negué con la cabeza mientras me ponía de pie, —O querías alejarme de Devin porque no podías soportar verme, tu persona favorita para odiar, divirtiéndome—. Podría estar pasándome, pero estaba irritada porque interrumpió mi almuerzo y porque está tratando de actuar con normalidad sin darme la disculpa que claramente merezco. Obviamente por él gritándome y por las patatas que sé que tiró hacia atrás con la fuerza, mi ojo todavía ardía.
