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CHAPTER FIFTEEN el amor triunfa sobre el egoísmo
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CON UNA FUERTE INHALACIÓN, ME LEVANTÉ DE LA CAMA Y AGARRÉ LA MANTA CONTRA MI PECHO MIENTRAS miraba asustada alrededor de la habitación tenuemente iluminada. Mi respiración superficial era lo único que se podía escuchar mientras intentaba calmarme después de haber sido atormentada por otra pesadilla.
Después de unos momentos, sentí que finalmente tenía mi respiración bajo control y también fue entonces cuando recordé que no estaba sola aquí. Levanté la vista lentamente hacia el sofá, con la esperanza de no verlo despierto y siendo testigo de otro de mis mini colapsos, pero me sentí confundida en lugar de nerviosa cuando mis ojos se posaron en un sofá vacío.
Fruncí el ceño mientras giraba la cabeza por la habitación en busca de él: la puerta del baño estaba abierta y la luz apagada, así que sabía que él no estaba allí, las habitaciones de Padmé y Moteé estaban vacías excepto por ellas durmiendo, y yo no podía verlo en ningún otro lugar de esta habitación.
De repente, sentí una brisa fría acariciar mi piel, haciéndome temblar mientras dirigía mi atención a las puertas dobles que conducían al balcón. Una de las puertas se abrió unos centímetros por el viento, y la realización pasó por mi mente. Me levanté para echar un vistazo a través de la rendija abierta, y lo vi de pie en el balcón, mirando a través del lago que se movía lentamente donde se podía ver la luz de la luna rebotando en él, creando un resplandor celestial.
Abrí la puerta suavemente, tratando de estar en silencio, pero las viejas bisagras crearon un fuerte crujido que sabía que él escuchaba. Giró la cabeza hacia un lado y me miró por el rabillo del ojo, —Deberías estar durmiendo—, dijo sin rodeos antes de mirar hacia adelante de nuevo.
Di un paso afuera y el viento frío me puso la piel de gallina. —Puedo decir lo mismo de ti—. Crucé los brazos sobre mi pecho para ayudarme a mantenerme caliente.
Suspiró en voz baja mientras se inclinaba hacia adelante y descansaba sus brazos cruzados contra la barandilla del balcón, —No puedo dormir, ese sofá puede parecer cómodo, pero comienza a sentirse tan duro como una roca después de una hora o dos.
