¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CHAPTER THIRTY SIX el conducto de ventilación
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
POV ANAKIN
CASI ME CONGELO CUANDO VI A UNO DE LOS SERES DE ASPECTO muy espantoso arremetiendo contra mí, pero mi instinto de supervivencia se disparó y levanté la mano, empujándolo contra la pared del fondo, antes de que cayera al suelo con un fuerte chillido similar al de un insecto.
Agarré mi sable de luz y observé cómo se levantaba lentamente, pero sin mirar en mi dirección. Miró hacia un pasillo diferente y movió la cabeza como si estuviera tratando de encontrar algo. Y en el momento en que encendí mi sable de luz, su cabeza se giró en mi dirección y gruñó.
A mí, me estaba buscando, pero no puede verme, así que se desvía de sus otros sentidos. Lo cual será beneficioso para mí, porque ahora entiendo su debilidad.
Tan pronto como comenzó a correr en mi dirección, apagué mi sable de luz y salté. Salté lo suficientemente alto como para agarrarme de una de las luces del techo y me quedé allí mientras levantaba las piernas y miraba a la criatura que se detuvo en el lugar exacto en el que yo estaba.
Esperé mientras avanzaba antes de bajar lentamente detrás de él, preparándome para un ataque sorpresa que espero sea fatal. Pero quién sabe de qué es capaz esta criatura, razón por la cual decidí tomar la opción de sigilo.
El sonido que hizo mientras me buscaba era el de un clic, y me acerqué lentamente con pasos silenciosos mientras sostenía mi sable de luz con fuerza en mi mano. Cuanto más me acercaba a él, más comencé a ver cómo se veía realmente y era algo que nunca había visto antes. Y he visto muchas criaturas y especies diferentes durante mi tiempo como Jedi, por lo que encontrarme con algo nuevo era asombroso.
Levanté mi sable de luz y apunté el extremo por el que saldría la hoja en la parte posterior de su cabeza. Y justo cuando estaba a punto de encenderlo, se oyó un crujido en uno de mis pasos y la criatura se dio la vuelta para mirarme. Cuando giró, su gran garra salió y golpeó el sable de luz de mi mano antes de agarrarme del cuello y levantarme del suelo.
