ME CONGELÉ MOMENTÁNEAMENTE DE MIEDO CUANDO EL MONSTRUO SE LANZÓ EN MI DIRECCIÓN CON LA intención de matar. Tenía la esperanza de que me enfrentaría a un Gundark o incluso a un Rancor, ya que tengo experiencia en esas áreas. Pero con mi suerte, tampoco lo era, era una criatura que nunca antes había visto o de la que había oído hablar.
'¿Por qué estás parada ahí? ¡Corre!' Anakin me gritó.
Rápidamente salí de mi estado de shock y me puse en modo de supervivencia. Me di la vuelta y envolví los grilletes alrededor del pilar antes de apretar los extremos alrededor de cada una de mis manos. Podía escuchar al Kyrkna acercándose, así que no perdí tiempo y comencé a trepar, usando los grilletes como apoyo.
La multitud gritaba y arrojaba cosas a la arena mientras me abucheaba y aplaudía a la criatura con forma de araña. Alcancé la mitad del largo pilar cuando sentí que se sacudía debido al impacto de la araña golpeando el pilar para tratar de derribarme.
Me deslicé hacia abajo solo alrededor de un centímetro e intenté subir aún más rápido, el sudor goteaba por mi rostro.
Pov Anakin
Agarré el reposabrazos de mi silla con fuerza tan pronto como ella comenzó a deslizarse hacia abajo. Mi corazón latía más rápido de lo normal y cada minuto tenía más náuseas. Esto me estaba estresando y mi cuerpo no estaba lidiando con eso bien, —¿Estás bien, Lars?— La reina habló mientras me miraba de reojo.
Solté mi agarre de la silla para parecer menos ansioso y me giré para sonreírle, —Sí, solo me sorprende que incluso lo intente, es patético—, puse los ojos en blanco antes de desviar rápidamente la mirada hacia mi padawan que se deslizó hacia abajo una vez más cuando el Krykna golpeó el pilar. La dejó caer lo suficiente como para que una de las patas de la bestia la alcanzara y pasó por su espalda, cortando la tela y la piel.
Ella gritó de dolor y agarré la silla una vez más, el sudor goteaba por mi sien.
Pov Nova
'Pídemelo y te ayudaré', la voz de mi maestro estaba llena de pánico.
Gemí de dolor mientras usaba la fuerza que tenía para terminar mi escalada, haciendo todo lo posible para ignorar el dolor punzante que ahora estaba en mi espalda. Sabía que atravesaba la piel porque podía sentir la sangre goteando y no había forma de que me doliera tanto si no lo haciera.
