NUNCA PENSÉ QUE DIRÍA ESTO, PERO GRACIAS, ANAKIN SKYWALKER, POR OBLIGARME A HACER CARDIO.SI NO TUVIERA la fuerza pulmonar que tengo ahora, esa cosa me habría atrapado desde el principio, fácilmente.
Corrió hacia mí y me di la vuelta, corriendo directamente hacia uno de los únicos pilares que aún estaban en pie. Ahora que ya no tengo restricciones, mi maestro está a punto de ver que no siempre soy la damisela en apuros, y no siempre necesito ser salvada.
Con mi sable de luz en la mano, subí corriendo el pilar un par de metros antes de impulsarme con las plantas de los pies y dar una voltereta hacia atrás en el aire. Pude ver a la criatura debajo de mí cuando le di la vuelta y aterricé perfectamente sobre su cabeza. Se sacudió violentamente para sacarme de ella, pero fue en vano, mi sable de luz se clavó en la parte superior de su cráneo segundos después de aterrizar.
No murió de inmediato, se retorció durante un par de segundos antes de caer al suelo con un ruido sordo y un chillido. Suspiré con alivio mientras sacaba mi sable de luz de su cabeza y lo apagaba, sintiendo que la adrenalina en mi cuerpo finalmente comenzaba a asentarse ahora que ya no me sentía amenazada.
La multitud que una vez gritaba se había reducido a un silencio absoluto. Miré a mi alrededor y todos me miraban, hasta que mi atención fue captada por un grito bajo y giré la cabeza en la dirección del sonido.
Ahí estaba ella, Ahsoka, mi mejor amiga, cayendo desde el área de la reina y aterrizando en el piso de tierra, quedando inconsciente de inmediato. Mis ojos se abrieron y mi corazón se apretó con preocupación. Estaba a punto de correr tras ella, pero el collar alrededor de mi cuello se activó.
Grité de dolor y caí de rodillas, momentos después escuché de nuevo el sonido de las arañas, y venían del interior del oscuro túnel. Las vi arrastrándose en mi dirección, por supuesto que hay más. Todo lo que podía hacer era verlas acercarse a mí con la intención de matar, no tenía energía ni control sobre mi cuerpo para poder defenderme. El collar no se detenía.
'Anakin...'
Como si solo mis pensamientos lo convocaran, una sombra se proyectó sobre mi cuerpo cuando mi maestro se dejó caer frente a mí. Aterrizó entre las arañas y yo, y tenía su sable de luz en la mano, pero no lo usó contra ellas. En cambio, levantó su mano izquierda para usar la fuerza para levantar las arañas del suelo, al mismo tiempo que deslizó su sable de luz hacia atrás y me cortó el collar sin dañar mi piel de ninguna manera. El dolor se fue, e inmediatamente me llenó una gratitud que revoloteaba en mi estómago.
