NO DEJABA DE PREGUNTARME POR QUÉ ESTABA AQUÍ, PERO NO TENÍA la respuesta. Solo sé que estaba dando vueltas sin dormir, pensando en ella y deseando tener el consuelo del sonido de su suave respiración mientras dormía a mi lado.
Hasta que finalmente me encontré de pie frente a la puerta de su dormitorio.
Esta chica... No puedo explicar las cosas que he estado sintiendo últimamente cuando estoy cerca de ella. Siento un apego hacia ella, que puedo admitir con confianza, pero todavía no sé qué tan fuerte es. Y soy consciente de que el apego está prohibido, lo que me pone aún más nervioso acerca de estos sentimientos y lo que significan.
Hice un gesto para que abriera la puerta de su habitación y entré, antes de cerrarla detrás de mí. Me sentía como un asqueroso de sobresaliente solo por estar aquí, pero el dolor en mi pecho me instaba a que al menos me asegurara que estaba bien. Le eché la culpa a la cantidad de veces que ha tenido una experiencia cercana a la muerte. Ese tipo de cosas pueden hacer que una persona se vuelva paranoica, así que ahora pienso constantemente en ella y me pregunto si se ha metido en otro lío.
Lo que me lleva de regreso a querer compartir la misma cama con ella, es reconfortante escucharla hacer todas las cosas que me permiten saber que está viva. El sonido de su respiración, los movimientos involuntarios que hace para sentirse cómoda, y mi favorito es sentir los suaves latidos de su corazón cuando se acurruca demasiado cerca. Recuerdo la primera vez que compartimos una cama juntos y la tuve en mis brazos. Sentí cada latido de su corazón, fue una samba que me hizo dormir con tranquilidad.
Mi cuerpo me gritó que la alejara cuando se acercó a mí esa noche, pero reaccioné de manera muy diferente al poner mis brazos alrededor de ella. Todavía no sé por qué hice eso, pero fue una de las mejores noches de sueño que he tenido en mucho tiempo. Fue la primera noche en años que no tuve una pesadilla, y ahora ya no tengo pesadillas los días que dormimos juntos, siento que me he vuelto adicto a eso, a la paz.
Tal vez esa es la verdadera razón por la que estoy aquí... anhelando la sensación de paz que ella me da.
Me acerqué a la cama, notando que solo estaba cubierta a medias y pude ver la piel de gallina en su piel que provenía del aire frío. Así que tiré de la manta para cubrirla más y vi que su ojo izquierdo se contraía levemente, lo que me llevó a preguntarme si estaba despierta, —Nova, ¿estás despierta?— pregunté, solo para sentirme estúpido unos segundos después cuando no obtuve una respuesta.
