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Caminaba por las calles de su hermoso vecindario, era muy bonito, lleno de árboles, tranquilidad, personas amables y el mejor vecino de frente que podía tener. Siempre le regalaba galletas, cada semana eran galletas el vecino Sunshine, como lo solían llamar los niños. Ayudaba en el jardín de niños que estaba cerca de donde vivían. Todo era perfecto.

Por fin llegó a su casa y saludo a su vecino que estaba regando las plantas, era muy amable, estaba perdidamente enamorado de aquel hombre de aspecto encantador.

— Buenos días, Hoseok — Saludo con una gran sonrisa.

— Buenos días, Yoonie — este dejo su regadera a un lado y fue a entregar un paquete de galletas — Las galletas de la semana, son para ti

— Ah, lo siento, ahora no traje dinero para pagar

— No tienes que pagar, yo lo hago porque quiero, no tienes que pagar para tomarlas, vamos

Le regaló una sonrisa y termino por aceptar las galletas. Sabía que Hoseok cocinaba muy bien en especial galletas, panqueques, pastelitos, entre otras cosas.

Paso a su casa y dejo sus cosas en la entrada, vio la reloj de su muñeca y pensó que era hora de tomar café, las galletas de Hoseok podrían acompañar la merienda.

Puso la cafetera y saco su taza favorita, espero a que por fin estuviera el la bebida caliente, sirvió en su taza y preparo. Se sentó en el sillón de la sala, encendió el televisor para buscar algo con que entretenerse. Chapoteo las galletas en su bebida y comió, el dulce sabor era exquisito, le encantaba mucho las galletas, no solían durar en su casa, de alguna forma se terminaban muy pronto.

Del paquete de 10 galletas quedaron solo 3 en la caja, la taza estaba vacía, su cuerpo cansado, necesitaba dormir. Se levantó dispuesto a ir a su recamara pero no pudo, al momento de querer subir las escaleras calló al suelo, todo se volvió oscuro a su alrededor.

Sr.Sunshine || HopeGaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora