Capítulo 16: Apoyo

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1

Juana no había movido ni un solo músculo, trataba de pensar en una forma de atacar a la diosa.
"¿Por la derecha?... ¿Por la izquierda... Por arriba?... ¡No!, ¡ni siquiera podré atacarla estando ese maldito escudo!" reflexionaba Juanna.
- Bien... -dijo Atenea al ver que Juana no se movía- ¡Tendré que atacar yo!
Atenea se dirigió hacia Juana levantando en alto su lanza, Juana esquivó el primer ataque, no obstante al ver que Atenea le mostraba su escudo, cerró los ojos. La diosa aprovechó la oportunidad y con su lanza logró hacer un corte en diagonal a Juana en el pecho. La doncella gimió de dolor, agitó su espada pero no logró nada. Atenea golpeó a Juana con su escudo mandándola a unos pocos metros de las flamas que rodeaban la arena.
"¡BRUJA! ¡BRUJA!" escuchó en su mente la doncella al sentir el calor. Casi a rastras, la doncella se alejó del fuego.
Atenea estaba detrás de ella, le pisó la mano y estaba por atravesarla con su lanza, sin embargo, Juana reaccionó de inmediato y con su espada lanzó un tajo a las piernas de la diosa. Atenea dio un salto atrás, Juana solo alcanzó a cortarle un trozo de su túnica dejándole las piernas descubiertas.
- Vaya... Qué ofensa acabas de cometer en contra de los dioses...
Juana jadeaba intensamente mientras veía la ropa rota de su oponente. Atenea nuevamente arremetió contra su oponente, Juana estaba lista para defenderse, no obstante en cuanto vio que Medusa empezaba a abrir los ojos, la doncella apretó los suyos y desvió la mirada hacia la izquierda. Atenea alcanzó solo a hacerle una cortada en el pómulo izquierdo de Juana.
La doncella nuevamente retrocedió acercándose más al fuego.
"¡BRUJA!"
- ¡No! -Juana entró en pánico- ¡NO!
La doncella pudo ver claramente cómo nuevamente se encontraba en la hoguera con cientos de personas a su alrededor insultándola y lanzándole piedras, sintió una vez más cómo su piel ardía y percibía el olor a carne quemada, su propia carne.
Juana comenzó a agitar su espada desesperadamente y alcanzó a tirarle el casco a la diosa. Cuando el casco cayó al piso, este dio un estrepitoso ruido que hizo que Juana volviera en sí. Juana abrió los ojos y se esperó ver a una diosa envuelta en ira dispuesta a matarla, no obstante, se encontró con un rostro sereno que la miraba con cierta misericordia.
- Pequeña, no tienes por qué estar aquí... -Atenea comenzó a bajar el arma de Juana con su mano- Estoy dispuesta a perdonarte si renuncias al combate...

2

Toda la audiencia humana estaba desconcertada y sorprendida ante la oferta de Atenea.
- ¿Exactamente de qué la está perdonando... -preguntó Mulán incrédula por las palabras de la diosa.
- Atenea es una diosa de la justicia, por lo que es capaz de perdonar a otros de las ofensas que lleguen a cometer; -contestó Hefesto- ella cree que la humanidad ya no merece más oportunidades por todas los actos viles que han cometido a lo largo de la historia, además de que los humanos han insultado a los dioses. Ella está harta de perdonarlos... De hecho, me sorprende que esté dispuesta a perdonar a la humana a pesar de que ya le rasgó la ropa, le tiró el casco y sobretodo osó a desafiarla...

3

- Así que para eso era el fuego... -dijo Hestia sonriendo- Lo utilizó no solo para acorralarla en la arena, sino psicológicamente y pudiera así rendirse.
- Es una chica muy astuta sin dudas. -contestó Hermes- Parece que podemos dar por terminado el encuentro.
- No estés tan seguro, hijo. -Zeus se inclinó hacia adelante con nostalgia- Recuerda que los humanos nos han llegado a sorprender...
- Estás sobreestimando a la humana, Zeus. Estamos hablando de Atenea, quizá la mejor estratega de todos los dioses.
- Solo digo que aún no hay que cantar victoria -Zeus habló en un tono angustiado.
- Padre tiene razón, -contestó Ares- ¿cuántas veces nos precipitamos en el Ragnarok anterior?... Hades, Poseidón y demás dioses son el ejemplo de ello.
Hestia ya no dijo nada.

4

Juana no lo había notado pero le salían lágrimas de los ojos, quizá por el recuerdo que tuvo o quizá por la amabilidad con la que la trataba Atenea, pero estaba considerando seriamente en retirarse... La presión a la que estaba siendo sometida era demasiado para ella.
"¿Juana? No estarás pensando... -Hrist habló en la mente de la doncella- ¡MALDITA SEA, NO LO HAGAS!
- ¿De verdad vale la pena sacrificarme por todas esas personas que me habían considerado un engendro del mal?... ¿Después de todo, qué han hecho por mí? Yo ya he peleado por ellos antes... Ahora tengo la oportunidad de comenzar de nuevo.
¡¿QUE HAY DE LAS PALABRAS QUE DIJISTE HACE UN MOMENTO?! La vida es difícil, Juana. Constantemente estamos rodeados de llamas ardientes que nos queman, hay obstáculos sí, pero tienes que decidir: ceder a ellos como una cobarde o superarlos con una gran valentía y determinación... ¿Qué clase de persona quieres ser, la cobarde o la valiente? ¿Quieres hacer una nueva vida a costa de la posibilidad de la extinción humana? ¿De verdad piensas sacrificar a todas esas personas por tus deseos egoístas? ¡¿Es que no ves que Atenea te está manipulando?! ¡REACCIONA MALDICIÓN, ERES UNA GUERRERA!"
Hrist tenía razón, no podía dejarse vencer tan fácilmente. Sus deseos egoístas convertirían a Juana en una versión femenina de Gilgamesh, dándole la espalda a los humanos solo por un capricho y aunque hubo personas que la insultaron, después de todo eran de su especie e iba a luchar por ellas.
- Gracias pero no gracias. ¡Yo seguiré luchando!
- Como quieras -contestó Atenea.
Juana empuñó su espada y comenzó a atacar a Atenea, la diosa no solo bloqueó todos los ataques, también abrió los ojos de Medusa provocando que Juana apartara la vista. Atenea le dio varios cortadas a la doncella que no pudo bloquear.
Juana retrocedió acercándose cada vez más al fuego. La diosa intentó nuevamente empalar la cabeza de Juana, sin embargo, ella esquivó el ataque agachándose, pasó por debajo de su brazo y justo cuando Atenea abrió los ojos de medusa, la doncella alcanzó a hacerle un corte superficial a Atenea en su costado derecho.
Juana fue alcanzada por el resplandor de los ojos de Medusa, pudo apartar la vista pero no a tiempo, su mano se había convertido en piedra y le comenzaba a pesar.
- ¡Agh! -gimió Atenea.
<Quizá si la ataco y cierro los ojos en el momento en el que ella use su escudo...> pensó Juana.
La doncella arremetió a Atenea tratando de cortarle la cabeza, la diosa abrió los ojos de Medusa y gracias a que Juana cerró los suyos, pudo esquivar el ataque. Juana volvió a abrir los ojos, hizo un corte descendente pero Atenea lo bloqueó con su escudo. La espada de Juana se atoró en el escudo y Medusa abrió nuevamente sus ojos. Juana apartó la mirada, Atenea estaba por empalar a la doncella, sin embargo, Juana apartó a la diosa pateando el escudo y sacando su espada. Enseguida, Atenea abrió los ojos de Medusa y con su lanza logró cortar el muslo de Juana.
La doncella había cerrado sus ojos, sintió el corte y retrocedió más. Juana intentó moverse pero se sentía más pesada. Atenea atacó de frente a Juana y debido a que ella hizo un salto lateral, solo logró cortarle el costado derecho. La diosa intentó atravesarle la cabeza a Juana, sin embargo, la doncella alcanzó a abrir los ojos a tiempo y desvió el ataque.
Juana quiso moverse, no obstante, se detuvo en seco al sentir un enorme peso en su brazo. Ella estaba casi totalmente inclinada al lado izquierdo y le empezaba a doler la espalda. Juana miró su brazo y la inundó la desolación. Desde la punta de su dedo medio hasta por encima de su codo era totalmente de piedra.

Shuumatsu No Valkyrie 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora