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Mulán nació bajo la dinastía Tang en el siglo VI, en un pequeño pueblo al oeste de china, era la única Hija de Hua Zhou y Hua Li, durante toda su infancia fue educada para ser una buena esposa, no solo para dar honor a su familia sino para también ayudarla económicamente hablando, necesitaba casarse con un hombre adinerado. Pero para eso tenía que pasar diversas pruebas y era necesario que adquiriera diversas habilidades, como servir el té, recitar poesía, etcétera.
Su preparación empezó a los 12 años, y culminó a los 17, que era la fecha para presentar las pruebas ante la casamentera del pueblo.
La noche antes de ver a la casamentera, Mulán se sentía preocupada y su padre lo notó durante la cena, después de esta, Mulán salió al patio y se sentó debajo del árbol de cerezo -que su familia poseía- a mirar las estrellas. Su padre fue con ella y se sentó a su lado con esfuerzo.
- ¿Qué sucede hija?
- Tengo miedo padre -contestó mirando al suelo.
- ¿Por qué?
- ¿Qué tal si no paso la prueba? -sollozó Mulán- ¿Cómo le daré honor a la familia si fracaso?
- Hija mía... -su padre la abrazó- no tienes por qué preocuparte por eso, estoy totalmente seguro que te irá bien mañana. La apartó y le secó las lágrimas dándole una sonrisa, Mulán se la devolvió.
Mulán recuperó su confianza y estaba decidida a no fallar.
- Gracias padre, -Mulán se levantó- será mejor que vaya a dormir para estar bien descansada mañana.
Su padre sonrió de nuevo.
- Está bien hija, pero... -se rio- ¿Ayudarías a un viejo a levantarse?
Mulán igualmente rio y lo ayudó a levantarse. Mulán se adentró a la casa, Hua Zhou le miraba y recordaba la época cuando su hija era una niña. Después de un rato él también entró a la casa.2
Al día siguiente Mulán despertó temprano, desayunó arroz y té. Se vistió y antes de salir de casa le preparó té a su padre, quien le deseó la buena fortuna, dándole un grillo enjaulado.
Mulán debía encontrarse con su madre en el centro del pueblo para poder arreglarse adecuadamente para visitar a la casamentera. Su casa estaba a veinte minutos del pueblo. Mulán llegó sin ningún contratiempo.
Su madre ya la esperaba.
- ¿Estás lista? -le preguntó Hua Li a su hija.
Mulán asintió y ambas entraron a una de las casas donde Mulán tomó un baño, la peinaron su madre y otras dos mujeres, la vistieron y maquillaron, durante todo es te proceso Mulán recitaba la poesía que se le encomendó aprender.
Cuando terminaron, su madre se acercó a ella con un collar de jade.
- Ten hija, para alejar a los malos espíritus, un pendiente para el equilibrio-dijo poniéndole el collar y dándole el pendiente con la forma del Ying y el Yang además le dio a comer una manzana- Para la serenidad.
- Gracias -contestó haciendo una pequeña reverencia- ¿Nos vamos?
- Sí.
Ambas salieron y se dirigieron a la casa de la casamentera que estaba a 15 minutos de donde se encontraban, la casa estaba casi a las afueras del pueblo, Mulán iba a tiempo justo. La cita era al medio día y era el sonar de las campanas del pueblo lo que indicaba esa hora. Mulán sería la cuarta joven que visitaría a la casamentera ese día, esto preocupó a su madre ya que el cuatro era indicador de mala suerte, justo en eso estaba pensando cuando a lo lejos vio cómo una anciana estaba por cruzar la calle, la anciana no se dio cuenta que una carreta estaba por pasar también. Li estaba por gritarle a la anciana, pero Mulán ya estaba corriendo hacia ella.
La mujer ya había puesto un pie en el camino que iba a cruzar la carreta; quien la dirigía se dio cuenta muy tarde y detuvo al caballo con hostilidad, el caballo se paró sobre dos patas y una de ellas estaba por golpear a la anciana, Mulán la auxilió justo a tiempo y la jaló hacia atrás. Ambas cayeron al suelo.
- ¡Fíjese vieja decrépita! -exclamó con furia el pueblerino.
Mulán y la señora la ignoraron.
- ¿Se encuentra bien señora? -preguntó Mulán ayudando a la anciana a levantarse.
- Sí... Muchas gracias jovencita -contestó poniéndole una mano en el rostro haciendo que se ensuciara de polvo. La vieja siguió su camino.
- ¡Ay por todos los cielos! ¿Mulán, estás bien? -preguntó preocupada su madre. Mulán estaba por decir que así era, pero su madre no la dejó hablar- Quedaste toda despeinada y sucia... -hizo una pausa, se inundó de preocupación y recordó el número cuatro- ¿No te dio tu padre un grillo para la buena suerte?
- Sí, aquí lo traigo... -Mulán se esculcó la cintura que era donde había colgado la jaula con una cuerda. La condenada jaula no estaba, en ese momento Mulán sintió una gran vergüenza y decepción de sí misma- No... Está... No la traigo...
Las dos se quedaron en silencio sin saber qué hacer, el silencio culminó con el sonido de las campanas que indicaban el medio día. Ambas echaron a correr, tardaron 5 minutos en llegar a la casa de la casamentera.
Mulán no midió su fuerza al llamar a la puerta, casi casi azotó la puerta por lo que hizo enfurecer a la casamentera.
- ¡¿Qué?! -abrió la casamentera.
Mulán estaba jadeando, su sudor había hecho que se le corriera el maquillaje.
- Me llamo... Hua Mulán... Vine... -recuperó aire- Vine para la visita que tengo programada...
- Llegas tarde y... Mírate, estás hecha un desastre.
- Por favor deme una oportunidad... -imploró Mulán ya recuperada- Tuve un pequeño incidente.
La casamentera suspiró y la dejó pasar.
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Shuumatsu No Valkyrie 2
FanficYa han pasado mil años desde el primer enfrentamiento directo contra los humanos y una vez más los dioses quieren extinguir a la raza humana. Afortunadamente es gracias a Geir la valquiria, que deciden volver a enfrentarse a los humanos. En esta oca...