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- La- La ganadora de la primera ronda del Ragnarok... -Anuncio temeroso Heimdall- ¡ES LA REPRESENTANTE DE LOS HUMANOS, HUA MULÁN!
La Humanidad gritó en forma de alabanza.
- ¡BIEN HECHO, MULÁN! -gritó con todas sus fuerzas Yao, saltando de alegría junto con sus amigos.
El general Ping la miraba sintiendo un gran honor.
- Sabía que podías vencerla -dijo.
Sus padres suspiraron de alivio y lloraron de alegría al ver que su hija había sobrevivido.
- ¡Ganó! -gritó saltando Fleck.
- ¡Sí! -contestó Geir saltando con su hermana- Pero... Fleck, necesito que bajes a auxiliarla por favor y llévala a la enfermería.
- ¡De acuerdo! -contestó y se fue.
Mulán seguía de rodillas jadeando sin dejar de ver el lugar donde murió su oponente, asegurándose de que no volvería para matarla, ya no podía más y si regresaba, estaría totalmente a su merced. Después del grito de victoria logró calmarse y suspiró.
Heimdall anunció su victoria y levantó la mirada, sonrió, quiso levantar su puño al cielo en señal de victoria, sin embargo, el dolor de su hombro izquierdo no se lo permitió. Miró al público humano, sabía que entre la multitud estaban sus amigos y sus padres, no pudo divisarlos, pero aun así les dedicó una gran sonrisa con lágrimas con el ojo bueno que le quedaba.
Mulán quería levantarse pero no podía, ya no le quedaban fuerzas, empezaba a nublarse su vista, su cabeza le daba vueltas y se balanceaba de un lado a otro; estuvo a punto de caer de bruces pero Fleck -que había volado hacia ella- logró sostenerla.
- Hiciste un buen trabajo -Aunque Fleck la cargó con delicadeza, Mulán sintió un gran dolor.
En el podio de los dioses principales, Enlil veía cómo se llevaban volando a Mulán. Estaba iracundo, apretó sus puños con fuerza y rechinaba los dientes.
- ¡Esos malditos humanos! -gritó Enlil; recordaba cómo fue que su hija se ofrecía a participar en el Ragnarok asegurando que estaría bien- Me quitaron a mi hija...
Zeus pudo escuchar a Enlil, podía comprenderlo: él había perdido a dos de sus hermanos y un valioso amigo en la misma arena donde Ishtar murió.
- ¡Ese maldito Hefesto traidor! -se quejó Enlil- ¡De no ser porque intervino, mi hija estaría viva!
- Tranquilízate Enlil... -dijo casi susurrando Ereshkigal con la cabeza baja- Debes... Guardar tu compostura...
- Para ti es fácil decirlo... No perdiste a una hija.
Aunque lo que dijo Enlil era verdad, Ereshkigal sentía una gran tristeza en su corazón. Solo ella sabía todo lo que sufrió Ishtar a lujo de detalles. No le respondió nada a Enlil.
- ¡Pero esto no se va a quedar así! ¡Envíen a Gilgamesh!2
Geir caminaba estoica a su sala personal para decidir quién sería el siguiente combatiente. En el camino se encontró con Hefesto, que estaba procurando evitar a los dioses a toda costa.
- Señor Hefesto... -Geir se inclinó mostrando respeto- Sus creaciones han sido de gran ayuda, gracias.
- Es todo un placer, -dijo halagado- sobre todo el hecho de dañar a los dioses... -sonrió- Es lo que más me satisface.
Ambos entraron a la sala y se llevaron una gran sorpresa. Un hombre encapuchado estaba dentro de espaldas viendo la lista.
- ¡¿Quién eres tú?! -Hefesto estaba por embestir al hombre, Geir lo detuvo.
El hombre tosió bruscamente y volteó.
- Señorita Geir... -empezó a hablar el hombre quien tenía un rostro desfigurado, lleno de llagas- Le pido por favor... -se arrodilló rostro a tierra con dificultad ante Geir y Hefesto- Que yo sea el siguiente en combatir... Ya que siento la muerte cerca...
El hombre hablaba entre suspiros.
Geir miró con compasión al hombre y se arrodilló junto a él.
- Levántese por favor, señor Balduino... -Geir tomó su mano que tenía un guante blanco puesto- Los reyes no deben arrodillarse ante nadie.
Ya en pie Geir tomó su teléfono e hizo una llamada mientras que Balduino se presentaba con Hefesto. Al poco tiempo llegó una valquiria.
- Querida hermana Geir, he llegado.
- Gracias por venir Hilda.
Hilda era la hermana mayor de Geir, la sexta en nacer. Era de complexión delgada y cabello ondulado, rubio; al igual que todas las valquirias vestía ropajes blancos con detalles de color azul marino.
- No es nada, hermana -contestó Hilda abrazando a su hermana tiernamente.
- Querida hermana, lamento mucho pedir que pelees de nuevo... Pero, ¿puedes dar tu vida a favor de la humanidad una vez más?
- Por supuesto hermana, con mucho gusto.
Hilda volteó a ver a Balduino quien las miraba en silencio, estaba maravillado por la belleza de Hilda. Hilda reconoció al instante al rey y se le acercó.
- Será todo un honor pelear junto a su majestad -Hilda tendió su mano.
- El honor es todo mío -contestó y estrechó su mano haciendo el volund*¹.
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Shuumatsu No Valkyrie 2
FanficYa han pasado mil años desde el primer enfrentamiento directo contra los humanos y una vez más los dioses quieren extinguir a la raza humana. Afortunadamente es gracias a Geir la valquiria, que deciden volver a enfrentarse a los humanos. En esta oca...