Capítulo 10: El Barón

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1

Pasado el pequeño receso de la segunda ronda, Heimdall habló.
- ¡Continuamos con el tercer combate por la supervivencia de la humanidad! ¡Representando a los dioses...! ¡El humano que alcanzó la iluminación y llegó a la divinidad! ¡Aquel a quien alguna vez traicionó a los dioses! ¡ÉL ES BUDA!
"¡¿Buda ya no peleará del lado de los humanos?!" Preguntaron angustiados los espectadores humanos. Nadie lo ovacionó a excepción de unos pocos dioses que confiaban en él.
Buda entró a la arena caminando, traía consigo en la mano derecha un báculo común y corriente mientras que su mano izquierda la llevaba frente suyo, abierta en palma, vestía una túnica beige oscura, iba descalzo y seguía aún con los ojos cerrados, se había cortado el cabello pero aún mantenía el estilo que todos los humanos vieron mil años atrás, todos sus aretes ya no estaban. Buda se paró en el centro de la arena a esperar a su oponente.
- ¡El tercer representante de la raza humana es un hombre que combatió en la guerra de los cien años! ¡El mayor asesino serial de la historia! ¡La Maldad Pura Encarnada! ¡EL BARÓN! ¡BARBA AZUL! ¡EL ES GILLES DE MONTMORENCY-LAVAL!
"¿Otra vez un asesino serial?, ¿Por qué insisten en representarnos con personas despreciables?, Creí que Jack el destripador era la maldad personificada". proclamaban los humanos.
En el otro lado de la arena, salió un hombre de estatura media, vestía una armadura y llevaba puesto un gran manto rojo que lo cubría desde los hombros hasta los pies. Caminaba orgulloso con la frente en alto y con el pecho salido.
Los humanos no sabían a quién apoyar, por un lado estaba Buda, quien hace mil años los ayudó peleando por ellos, pero que ahora peleaba contra ellos y por el otro estaba un vil asesino.
El barón se colocó frente a Buda pero un poco más lejos.
No cabía duda, era el mismo hombre con la misma apariencia que Buda vio en su visión.
- ¡COMIENCEN!
Ninguno de los dos se movió: Buda estaba nervioso, le sudaban las manos mientras que Barba Azul examinaba detenidamente a los dioses.

2

- ¿Me hizo retirarme del combate para que ni se molestara en atacar? -dijo Amón sentándose en su trono.
Seth -dios del caos egipcio- rió a su lado.
- ¿Te suplantó?
- Sí. Ese humano es el que, según es "la terrible calamidad" que solamente Buda puede contener.
Seth miró minuciosamente al humano. El barón volteó a verlo.
- Hmm... El humano parece ser muy ordinario... Pero hay algo en su mirada que... No lo sé, me inquieta.
Amón lo miró con seriedad.
- Entonces será mejor que acabe con él ya.

3

- ¿Por qué no ataca? -Hefesto se rascaba la cabeza- ¿Y cómo que otra vez un asesino?
- En el Ragnarok pasado, Brunhilda reclutó a un asesino serial llamado "Jack el destripador", -contestó Geir- el humano en cuestión era muy astuto y utilizó diversos objetos para herir a su oponente. Sin embargo, aunque, el barón no tiene la misma astucia es un apto guerrero. Ahora mismo está examinando a Buda de pies a cabeza para descubrir algún punto ciego como cuando cometió su primer asesinato...

4

Gilles de Montmorency-Laval nació en el año de 1404 en Francia, era el primer hijo de un gran y prestigioso linaje familiar, también llegó a tener un hermano menor, sin embargo, después de la muerte de sus padres, él y su hermano quedaron bajo la tutela de su abuelo materno, quien consentía todos sus caprichos, vistiéndolos con armas y armaduras reales para que jugasen con otros niños.
En una ocasión uno de sus "amigos"* fue a visitar al Gilles de diez años para jugar.
Su abuelo nuevamente les dio armas.
Después de un rato de chocar espadas riendo, los niños poco a poco lanzaban ataques más mortíferos entre sí. Gilles estuvo a punto de perder la oreja de uno de los ataques que le lanzaron, Gilles tomó distancia y empezó a examinar a su amigo, después de unos segundos descubrió que su brazo izquierdo estaba expuesto, fue entonces cuando se acercó a el a toda velocidad, aprovechó la abertura y le rebanó el brazo. El niño chilló de agonía pero Gilles lo calló de una patada, el niño cayó al suelo y ya estando ahí Gilles se paró frente a él y le enterró la espada en la cabeza.
Gilles se sentía eufórico de haber vencido a su oponente al principio, pero, en pocos segundos se dio cuenta de lo que había hecho, estaba aterrorizado, temblaba, sin embargo aun así se sentía bien, estaba excitado y tuvo una erección. Gilles se quedó en silencio a un lado del cadáver del niño hasta que su abuelo fue en su búsqueda alarmado por el grito. Al ver lo que hizo su nieto, solo se limitó a sorprenderse. Se encargó de desaparecer el cuerpo y fingieron que nunca pasó.

Shuumatsu No Valkyrie 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora