𖥸0࿐

3.7K 265 34
                                    

Se podía ver a un hombre de larga cabellera negra sentado en una silla con un bulto entre sus brazos.

El bulto se removió y una cabeza se asomó, viendo que era un niño de escasos dos años, el cual bostezó antes de volver a acomodarse en los brazos del hombre, quien peinó los cortos cabellos negros del niño.

La puerta fue tocada tres veces antes de ser abierta por un hombre de gran cabeza y cabello púrpura.

--¿Duerme? --habló bajo para no despertar al niño.

--Sí --respondió simple. --¿Qué necesitas, Iva?

--Dragon, Luffy-boy es un omega muy hermoso, y quieres dejarlo a una temprana edad con tu padre --sonaba preocupado.

--Sé que no es mi mejor idea --suspiró. --Pero vamos a seguir en contacto, tiene mucho que aprender desde que comió esa Akuma no Mi.

Iva rio bajo.

--Tanto tiempo guardándola para que llegara Luffy-boy y se la comiera --no pudo evitar recordar.

Dragon negó con la cabeza.

--Al menos sé que ahora está con una persona de confianza --acabó por decir.

--Más de confianza imposible --rio bajo antes de marcharse.

Dragon acarició la espalda del niño en sus brazos, quien ronroneó feliz de recibir las caricias.

Se puso en pie con cuidado de que no cayera y caminó por la base hasta llegar a su habitación.

Entró y cerró a su espalda, tumbando a Luffy en la cama mientras se quitaba la capa verde que lo cubría y los zapatos, dejándolo todo de lado.

Se tumbó junto a su hijo, quien apretó los ojos antes de abrirlos con somnolencia.

--¿Papá? --llamó.

--Estoy aquí, cachorro --los tapó a ambos con la manta.

Luffy se acercó y acurrucó en el pecho de su padre, volviendo a cerrar los ojos para seguir durmiendo.

Dragon le acarició el cabello hasta que lo sintió volver a dormir, cerrando los ojos para él mismo hacerlo.

(...)

--¡Kuma, vamos a jugar! --llamó el pequeño Luffy de cuatro años.

Kuma sonrió ante el niño.

--Luffy, tienes que seguir entrenando --reprendió sin borrar su sonrisa.

--¡Haaai! --aceptó sin problema, le gustaba entrenar también.

Corrió al encuentro del gran hombre y comenzó a hacer los ejercicios que le indicaba, los cuales hacía con demasiada facilidad.

--Kuma, ya terminé, ¿me enseñas a construir? --le sonrió al hombre oso.

--Claro --sin perder su sonrisa lo guió por el patio.

Luffy lo siguió corriendo con una sonrisa.

Dragon miraba desde el balcón de su despacho esto, sonriendo un poco ante la actitud de su hijo, luego suspirando, lo iba a echar de menos.

Entró a su despacho al saber que su cachorro estaba en buenas manos y siguió con su trabajo.

(...)

Golpeó al aire como le habían indicado, recibiendo aplausos cuando consiguió derribar el objetivo con la corriente de aire que había creado.

--Increíble, Luffy, en tan poco tiempo has aprendido a usar el Gyojin Karate --parecía orgulloso.

--Gracias, Hack --mostró los colmillos en una amplia sonrisa que fue devuelta casi con la misma energía.

Gato de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora