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En la mañana fue a su propia habitación designada y se vistió con un pantalón corto por la rodilla y una camiseta de manga corta roja junto a sus sandalias atadas al tobillo.

Salió al patio mientras bostezaba y no tardó en llegar una bandada de cuervos, que se lo llevó.

Aterrizó en su isla, le dio las gracias a Karasu y entró a su casa. Todo estaba en orden.

Se colocó sus joyas de siempre, acariciándolas con nostalgia.

--Shanks estaría decepcionado de mí --suspiró.

Tomó su nueva arma, una naginata, y salió para poder entrenar.

Colocó un tronco como enemigo y comenzó a atacarlo con golpes firmes, acrobáticos y demás, tallando el tronco imaginando que era el rostro de Joker, la ira en cada golpe mientras apretaba la mandíbula.

El cansancio quedó olvidado mientras golpeaba sin parar, saltando, girando.

Hasta que sintió a alguien acercarse con su kenbushoku haki, que giró y lanzó su tessen de manera asesina contra el intruso.

--¡Joder, Luffy, que soy yo! --gritó, habiéndose agachado a tiempo para esquivar el abanico, el cual se había enterrado hasta la mitad del árbol detrás de él.

--Ace --titubeó. --Lo siento --se disculpó con tono y mirada baja, volviendo a ver al tronco.

--¿Qué ocurre? ¿Ocurrió algo en la misión? --se acercó con cautela.

--No, largo --agarró con más fuerza el bastón de su naginata.

Ace no sabía si volver a preguntar.

Cuando el omega lo ignoró y comenzó a atacar con una ferocidad envidiables el tronco que tenía delante supo que debía marcharse, caminando para alejarse del territorio de Luffy.

El Monkey no se detuvo de su entrenamiento hasta que sintió sus músculos sangrar. Para entonces ya era de noche y a penas y quedaba algo del tronco que había sido su enemigo.

Lo dejó ahí y entró a su casa, dejando su arma en su lugar y yendo a bañarse, saliendo poco después y tumbándose mirando el techo, tronando la lengua con enojo contra sí mismo.

--Soy débil --se maldijo, cerrando los ojos y girando para mirar la pared, queriendo dormir pronto.

(...)

Se sumió en el entrenamiento exhaustivo día a día, desde las armas hasta el Gyojin Karate y las acrobacias para su combate con piernas, sacando toda su rabia de esa manera hasta que caía vencido en la cama por la noche.

Se levantó un día y se dispuso a convertirse para correr por el bosque en su forma completa y acostumbrarse a sus cuatro patas, trastabillando al principio hasta que cogió el truco y comenzó a correr con gran velocidad por todo el bosque.

Eso lo convinó con el resto de sus entrenamientos, llevando también su busoshoku haki a otro nivel y despertando el hashoku haki.

Y se cumplió un año de lo ocurrido antes de darse cuenta.

Pudieron desmantelar aquel punto de tráfico de armas, pero ahora Joker le buscaba. No los buscaba, sino que lo buscaba exclusivamente a él.

--¿Qué harás, Luffy? --preguntó su padre preocupado.

--Zarparé con la máscara de mi transformación puesta permanentemente, ni siquiera mi tripulación sabrá quién soy --aseguró.

Dragon asintió de acuerdo.

y los años pasaron hasta que llegó el día en que Ace partiría.

--Ace, espero que te vaya bien --le sonrió.

--Igualmente a ti cuando partas --se despidió y marchó a donde los bandidos lo esperaban.

--Nos quedamos solos en el bosque, Ryōta --cerró la puerta de su casa y fue a su mesa de trabajo.

--Eso parece --rio.

Siguió trabajando en lo que hacía mientras tarareaba una canción inventada.

(...)

Su rutina no cambió mucho sin Ace en el bosque. Seguía entrenando hasta el desgaste, pasando sus celos solo, hablando con Ryōta y Rai y construyendo sus joyas sin ningún percance.

Gato de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora