|𝙏𝙧𝙚𝙨 𝙋𝙚𝙧𝙧𝙖𝙨 𝙎𝙞𝙣 𝘾𝙤𝙧𝙧𝙚𝙖|

6

SAKURA HARUNO 

Luego de un jodido y turbulento viaje, donde pensamos que íbamos a morir y descubrimos cosas que no hubiera deseado escuchar, llegamos a la ciudad y había personas por doquier, y era normal, la noche apenas comenzaba ya que eran las 9:00pm.

—Ino... Tengo una pregunta.— Habló Naruto. Volteé a verlo y éste tenía una cara de desagrado y cansancio. 

—¿Qué? 

—¿Por qué demonios vino el viejo tuerto con nosotros? 

Y sí, el señor que nos trajo acá y que se murió por cinco minutos iba caminado con nosotros. ¿Por qué? Bueno, es lo que yo quisiera saber. 

—Ah, eso...— Ino sonrió segura. —Bueno, es porque él nos llevará de regreso, le pagué ida y vuelta.— Explicó la rubia mientras doblábamos en una de las esquinas. 

—Así es mocoso mal amansado.— Habló el viejo —Pero yo seguiré mi camino y me encontraré con ustedes cuando sea hora de irnos. 

—¿Y que va a hacer mientras tanto?— Preguntó Hinata, quien se mostraba preocupada por la salud del señor. Y claro, no la culpo, alguien con un corazón como el de ella, luego de ver lo que pasó en ese avión es obvio que está preocupada. 

—Ino ya me pagó la primera parte, tengo dinero para ir a emborracharme rodeado de putas en algún bar. 

... 

Silencio. 

Un silencio de asombro se hizo presente entre nosotros. No dijo nada más y cruzó la calle, perdiéndose entre el gentío. Dios mío, me recordó a mi abuelo y su "romántica" historia de como conoció a mi abuela en el bar donde ella trabajaba. 

Una historio que perfectamente podría ser un libro o una película exitosa de un amor alocado en las vegas. 

Llegamos a un hotel de cinco estrellas que lucía muy elegante. Entramos e inmediatamente nos recibieron, tomaron nuestras maletas y se dispusieron a llevarlas a las habitaciones. 

—La estábamos esperando señorita Yamanaka.

Habló una mujer que vestía un traje negro muy elegante, parecía ser la administradora, ya que lo decía en el gafete que traía colgado.

—Espero que su viaje haya sido placentero. 

—No tienes idea.— Respondió Ino y yo solté una risilla. 

—La suite ya está lista para que se instalen. Cuanta con sala, comedor y cocina, cuatro habitaciones grandes con baño incluido y nos encargamos de distribuir la cantidad de camas que nos pidió en cada una de ellas.— Comenzó a explicar mientras nos guiaba al ascensor. 

—Ajá, continúa.— Pidió Ino. 

—Al ser la suite cuenta con el balcón más grande y una terraza con piscina. Y por último un cuarto de cine y juegos.— Terminó de decir. Y justo en ese momento las puertas del elevador se abrieron mostrando todo aquello que nos dijo la mujer bonita. 

—Espero que lo disfruten.— Le entregó las llaves y luego se marchó. 

—Esto es increíble.— Habló Kiba —Es más grande que cualquier cosa que haya visto... Incluso mi pe-. 

—¡Cierra la boca!— lo callé mientras le lanzaba la caja vacía de jugo que había comprado en el camino.

—Vallan a dejar sus cosas a la habitación y pónganse bien mamis y papis porque nos vamos a olvidar de quienes somos al momento que pongamos un pie dentro de algún bar.