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SAKURA HARUNO 

Definitivamente he estado mejor en otros momentos de mi vida. 

Me di cuenta de eso justo ahora que me detengo a pensar en la situación tan malditamente desafortunada en la cual me encuentro ahora: Sentada en una sala de espera de una clínica junto a el chico que me gusta (ambos en unas fachas increíbles) mientras esperamos que traten a nuestro amigo que recibió un disparo en la mano luego da pasar por un infinidad de eventos perjudiciales para nosotros. 

Estoy cansada, tengo hambre y me duelen varias partes del cuerpo, tengo miedo. 

Quiero llorar... 

Solo quiero volver a casa y a mi rutina de siempre, tengo miedo de involucrarme en más problemas, ya tenemos suficientes y si hay que elegir a un culpable, definitivamente esa sería yo. 

—Sakura.— La voz de Sasuke me sacó de mis pensamientos. 

Volteé a mi lado y lo miré a los ojos. Su cara raspada y sucia me dedicó una mirada cansada. Si comparamos al Sasuke de ayer por la mañana y al de hoy, en verdad que son dos personas diferentes. 

—No me digas que todo va a estar bien porque sé que no lo estará.— Dije sin ánimos. 

—No, no soy tan mentiroso como para decir eso... 

—¿Entonces? 

—Estamos muy jodidos Sakura, tú eres inteligente y sabrás que aunque no quieras, la única forma de mantenernos con vida es buscar ese maletín y entregarlo a donde nos dijeron desde un inicio. 

Solté un suspiro de resignación —Lo sé, pero si te soy honesta, no tengo ni la menor idea de por donde empezar, no creo que sigua en el mugar donde lo dejamos botado. 

Ya pasaron horas, estoy segura de que alguien lo encontró o simplemente un carro le pasó por encima, no sé, ese puto maletín no lo vamos a encontrar, o mínimo, no en una pieza.

—Tenemos que volver a ese lugar.

—¿Cómo vamos a hacer eso? No sabemos ni donde estamos parados y ahora tenemos que volver de donde nos costó salir... Estoy tan cansada. 

—Te entiendo, los tres estamos igual, pero es la única forma de salvar nuestros traseros y que nuestras cabezas no acaben con un hoyo... como la mano de Naruto... 

Tiene toda la maldita razón. 

Soy yo la que se niega a aceptar su situación, pero tengo que dejar de lado mi miedo y amarrarme bien los calzones si quiero que los tres salgamos de esta. 

—De acuerdo.— Dije ya con un poco más de ánimo o al menos no tan devastada. —¿Por dónde deberíamos comenzar? Pienso que retroceder en nuestros pazos será más tardado, hay que buscar otra alternativa, y si no, tocará caminar de nuevo aquel vergazo. 

Aunque yo no aguantara los pies, literalmente, los raspones de la planta del pie me estaba sangrando, pero por la adrenalina del momento ni me había dado cuenta del dolor. 

Ahí fue cuando empecé a sentir aquel ardor, pero no quería atrasarnos por esto así que traté de no ser tan obvia frente a Sasuke. 

—Voy al baño un momento, cuando salga Naruto hablamos mejor de la situación los tres.— Dije mientras me levantaba. 

Pero al momento de dar el primer paso, sentí un dolorosa punzada en mi pie y seguidamente ambas piernas, el dolor fue rápido pero hizo que perdiera en equilibrio, a parte, la debilidad por cansancio no ayudó mucho. 

Me preparé para recibir el duro golpe contra el suelo pero para mi sorpresa éste no llegó... Sasuke me había logrado sujetar antes de que me diera tremendo golpe en toda la boca contra el piso. 

|𝙏𝙧𝙚𝙨 𝙋𝙚𝙧𝙧𝙖𝙨 𝙎𝙞𝙣 𝘾𝙤𝙧𝙧𝙚𝙖|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora