★ treinta y ocho; el destino de Mercadotroll.

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HABÍAN GOLPEADO UN Muro al final del oscuro callejón, sin ninguna otra opción más que retroceder, pero al hacerlo, sería cuestión de tiempo para encontrarse frente a Usurna exigiendo que estos sufrieran el mismo destino que el Cazatroles estaba a punto de sufrir.

─ El tribunal declara al cazatroles... culpable ─hablo Usurna ─. Por este medio lo sentenció a El Abismo en donde morirá a manos de su mayor temor.

El corazón de Mayra se detuvo por un segundo para volver a latir a un ritmo más acelerado, y sin pensarlo mucho sus pies comenzaron a seguir a la jaula cuando esta empezó a moverse hacia aquella oscuridad inevitable.

─ No se lo pueden llevar ─murmuró entristecida, poniéndose frente a la reina Krubera─. ¡Él no merece esto Usurna!

─ Es la ley troll.

─ Realmente lo arruine esta vez Jimbo.

─ Está bien Tobes, lo intentaste... todos lo hicieron ─aseguró optimista ─. Blinky dijo que incluso en la desesperanza hay esperanza, ¿no?

─ ¡Jim!

Mayra apenas logró alcanzar su mano para sujetarla una vez más con sus ojos cristalizados por las lágrimas que comenzaban a crecer en estos.

─ No puedes irte.

─ Tranquila; Merlín dijo que tendría que pelear y eso es lo que voy hacer, May.

─ ¿Por qué permites que te hagan esto?

─ Volveré... tan solo espérame ─pidió sonriéndole.

Sollozo cuando se vio obligada a soltar la mano de su amado al quedarse sin superficie la cual pisar. Nashira apoyó su mano en el hombro de la joven con una mirada severa hacia el Krubera a su lado; Vendel no se ausentaría por voluntad propia del juicio en el cual condenarían al cazatroles, menos Alexia quién se hubiera presentado con tal de llevarle la contraria a Usurna para molestarla como mínimo.

─ Pelee, Maese Jim, ¡pelee por su vida!

─ Buena suerte, joven cazatroles.

─ Si te sirve de consuelo, creo que todas tus acciones han violado la ley troll porque eres humano ─dijo Usurna, mirándolo con repudio.

La jaula desapareció de su vista en menos de un suspiro, descendiendo sin freno hasta lo más oscuro de un abismo del que nadie había regresado. Mayra separó sus labios en un murmuro bajo el conocimiento de que su hechizo era débil, pero esperaba fuese suficiente para garantizar la seguridad de James al menos unos diez minutos.

─ D-Debemos ir a buscar a Vendel y a Alexia ─murmuró una vez la cadena subió, sin ninguna jaula y, por lo tanto, sin el cazatroles ─. Esto no está bien.

Nashira le observó en silencio para asentir segundos después. Comprendía que la joven no permaneciera en la Forja lamentándose como sus amigos, después de todo, ella había pasado años haciéndolo y aún esperaba que James regresara de alguna u otra forma... por qué le había pedido que lo esperara y ella lo iba esperar lo que hiciera falta.

Se adentraron a Piedra corazón con pasos acelerados ante el silencio que había en esta ya que por lo general Vendel trabajaba con un mínimo ruido, pero jamás en un total silencio similar al que había en el lugar en ese instante. Avanzaron unos cuantos pasos hasta observar a Alexia arrodillada en silencio frente a la mesa de trabajo de Vendel mientras era acompañada por Helios quién instintivamente subió su mirada a la defensiva; la menor de los presentes soltó un suspiro al ver la pila de piedras en la que pudo reconocer la cabeza de Vendel.

─ Reina mía, ¿está usted bien? ─preguntó Nashira, recibiendo el asentimiento de la Togruta ─. ¿Qué es lo que ocurrió?

─ Solicitó reunirse conmigo antes del juicio y.... lo encontré así cuando entre aquí ─respondió entristecida ─. Viejo amigo, que tu alma descanse en paz.

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