★ capítulo cuarenta y uno

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LOS PROBLEMAS AZOTAN Arcadia, una ola de crímenes aterroriza nuestra ciudad; vandalismo, robos, profanadores, mascotas extraviadas.

Como su consejera electa digo no más y por lo tanto aumentare los elementos de seguridad por toda Arcadia. A los responsables de esos crímenes se les atrapará y la ley les dará su castigo.

El canal cambió rápidamente a la transmisión de algún dibujo animado junto el sonido de una suave alarma proveniente de la cocina que avisaba que las palomitas ya estaban hechas.

La cabeza de Mayra descansaba en las piernas de Jim quien jugaba un poco con sus mechones rubios procurando siempre tener a la vista su rostro dormido para observar las leves expresiones que hacía cuando algo la estaba perturbando en sus sueños.

Buscaba apaciguar aquello que la amenazaba, aunque estando en su mente no había forma de que él la protegiera. Alzó la mirada al televisor al escuchar una ligera estética antes de que una breve aura lo rodeara hasta proyectar una de cueva oscura con nada más que unas antorchas iluminando a dos figuras en ella; una de ellas descansaba en el suelo encadenada en la pared con un aura oscura rodeándole imposibilitando ver su rostro mientras que la otra era rodeada de un dorado con su cuerpo cubierto con una armadura.

─ No es la primera vez que visitas mi morada en tu descanso, ¿será que ellos te siguen trayendo hasta aquí? ─habló repentinamente la mujer con molestia, volteando hacia la joven ─. Que intento tan patético y desesperado, pero no se podía esperar menos de un Altair... quizás es hora de que el mensaje quede claro; ¡no eres bienvenida aquí!

Un lazo rodeo el cuello de Mayra de un pronto a otro mientras que el pelinegro observaba confundido hasta escuchar que la respiración de esta comenzaba a ser irregular a la vez que no buscaba soltar el agarre de dicho lazo, dejándose ahogar por aquella persona.

─ May... May despierta ─dijo sacudiéndola suavemente ─. Oye, estás bien solo que tienes que despertar May. Lucha o haz algo, pero reacciona por favor.

─ ¡Despierta, Stella!

Término por tomarla de los hombros para sacudirla hasta lograr despertarla, tomando esta una bocanada de aire mientras comenzaba a toser por la ausencia repentina de aire con los ojos brillosos por unas crecientes lágrimas. James le miró con preocupación a la vez que su teléfono comenzaba a vibrar al estar recibiendo una llamada.

─ Ya estás despierta ─afirmó, sujetándola en un abrazo ─. Estás bien.

─ ¿Jim? L-Lo siento, no quise asustarte ─se disculpó alejándose suavemente ─. Tal vez... sea mejor que te vayas.

─ No me pidas que te deje después de esto ─pidió ─. Sé que no me dirás lo que te ocurre, pero al menos no me apartes.

Mayra buscó sus ojos con cierta angustia para encontrar tranquilidad en su azulada mirada. James espero en el fondo saber lo que ocurría, pero con que ella le permitiera quedarse a su lado por un rato más le sería suficiente, pero se mantuvo sin obtener respuesta alguna hasta que esta miró brevemente el teléfono sobre la mesa.

─ Deberías responder, tal vez sea importante.

─ May-

─ Te lo contaré todo cuando esté segura de lo que sucede, te lo prometo ─afirmó sujetando sus cálidas manos ─, pero ahora creo que Tobes necesita de tu ayuda.

─ Está bien ─respondió. Estaba poco convencido por las palabras de su pareja, pero sabía lo testaruda que esta era por lo que atendió el teléfono colocándolo en altavoz ─. ¿Qué hay, Tobes?

¡Jim, ayuda! Encontré un collar de gato y ahora el papá de Darci quiere encerrarme para siempre.

─ Despacio, tranquilo.

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⏰ Última actualización: Apr 16, 2023 ⏰

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