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LOS TRES JÓVENES OBSERVARON La infinidad de cristales que decoraban Mercadotrol, y en el mismo los cientos de trolls que utilizaban sus caminos. Sin embargo, lo más impresionante era el enorme cristal que se alzaba en el centro, teñido en tonos amarillos y naranja que desprendía un brillo similar al que se encontraba en los ojos de Mayra en esos instantes.
─ No se alejen mucho. Es la primera vez que hay humanos en Mercadotrol ─advirtió Blinky.
La rubia salió de su pequeño trance y bajó las escaleras. Comenzó a reír dando pequeños saltitos cual niña con un dulce, y es que se había imaginado ese lugar desde que tenía memoria y por fin podía verlo con sus propios ojos.
Deseaba acercarse a cada pequeño objeto que veía, acercarse a cada troll y preguntar algo, pero era AAARRRGGHH quién detenía a la joven.
─ Jim, solo mira todo esto ─dijo con emoción.
─ ¡Lo sé! Es increíble. ¿Ya tomaste fotos Tobes?
─ Por supuesto que sí ─respondió sacando su teléfono comenzando a sacar fotos a todos sus alrededores ─. Listo.
Más de un troll estaba molesto ante la presencia de los jóvenes, pero al poco tiempo de estar allí Mayra comenzó a ignorarlo. Simplemente comenzaba a desear que Nashira o su madre estuviesen allí, a su lado.
Bajo su mirada al escuchar unas pequeñas pisadas y una enorme sonrisa creció en su rostro al ver a las pequeñas criaturas, agachándose a estas.
James volteo al oír el quejido de la rubia quien sacudía su mano con una pequeña figura pegada en uno de sus dedos. Corrió hacia esta tan pronto el pequeño gnomo salió volando lejos, golpeándose con una de las paredes para luego caer al suelo.
─ ¿Estás bien, May? ─preguntó al ver la leve mueca de dolor en su rostro.
─ ¡Esa cosa me mordió! ─se quejó observando la sangre que comenzaba a salir de la pequeña herida ─. ¿Qué eran?
─ Gnomos, seres indeseables ─explicó ─. Los toleramos por su servicio de aseo.
Blinky señaló a AAARRRGGHH quién tenía un gnomo entre su pelaje provocando una mueca de asco en el rostro de Mayra.
─ ¡Jim! ¡Mayra! ¡Vengan a ver! ─llamó Tobes ─. ¡Alerta de genialidad máxima!
Jim y Mayra intercambiaron miradas, pero fue la rubia la primera en correr hacia la dirección a la que su amigo se había marchado. Se detuvo al observar al gigantesco cristal naranja haciéndola reír de emoción.
─ Eso es asombroso.
─ Piedra corazón.
─ Esa es la fuerza vital de los trolls ─señaló Blinky ─. Es lo que evita que nos convirtamos en piedra y nuestra fuente de luz y sustento.
