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A pesar de que la chica no podía salir del hospital y apenas podía moverse, eso no le quitaba la posibilidad de ver ropa para su hija. O más bien elegirla median descripciones de su primo y mejor amiga.

- Luego habían un enterito bastante lindo, es violeta con algunas rosas rosas y traía un gorrito con un moño. - Describió el pelirrojo.

- Si es precioso. - Confirmo Lily con una sonrisa. Los dos pelirrojos estaban sentados en la punta de la cama. Eran los únicos tres en la habitación ya que los demás se habían ido por unos "trámites" según Regulus.

- Y además habían unos zapatitos muy chiquitos, daban una ternura...

- Si eran color verdes...

- A Regulus le encantarían...

- Estoy segura.

Comenzaron a reírse. Jenna iba a seguirlos pero noto algo raro. No era una risa de gracia era de nerviosos.
Ninguno de los dos sabía mentir.

- ¿Que sucede? - Pregunto Jenna. Los dos dejaron de reír poco a poco.

- Nada ¿Porque?- Dijo Lily.

- Están raros.

- No, claro que no. Estamos normales. - Hablo Alexander.

- Coincido con él. - Lily se rasco la ceja y ahí la apunte con un dedo.

- Si mienten, te rascaste la ceja, siempre que mientes te rascas la ceja, y te la rascaste, son pésimos para mentir. - Sentencie. Los dos suspiraron.

- Es mejor que no sepas nada.

- Si, Regulus nos matará si se entera que te enteraste.

- Pero ¿Qué pasa?

(...)

- ¿Están seguros que los viste por aquí? - Pregunta Regulus mientras se aferraba a su varita. Sirius y James estaban a su lado. Remus se había quedado en la puerta de "Prematuros" . Si había alguien en el hospital debían proteger a Coraline.

Los tres hombres estaban recorriendo los pasillos. Según Peter había visto a Mortíferos por el hospital. Regulus dudo en creerle pero al ver lo asustado que se veía el chico, llamo a su hermano y a James para registrar el lugar.

Había pasado un mes exacto desde el nacimiento de Coraline y hasta ahora lo pudieron mantener en secreto pero el pelinegro no podía entender como alguien los encontró.

-Yo no veo a nadie, Sirius. – Dijo James cuando se detuvieron en la puerta de Prematuros.

-Iré a ver a Jenna, avisen si ven algo. –Regulus se despidió y se encamino hacia el ascensor. Estuvo unos segundo para apretar uno de los botones. El botón número 5 se ilumino y las puertas comenzaron a cerrarse.

Al bajarse encontró a Alexander fuera de la habitación, el humo salía de su boca. Se acercó a él y apago el cigarrillo.

-No se puede fumar. –Sentencio y entro a la habitación. -¿Cómo has estado?

-No lo sé, dímelo tú. –Jenna cruzo sus brazos sobre su pecho, y una ceja se elevó. Regulus miro a Lily y esta levanto los brazos retirándose de la habitación.

-Cariño...-El pelinegro corrió uno de los mechones castaños de la chica. –No sucede nada.

-Mentira. Algo paso. Lo sé. –Dijo cambiando su tono a uno preocupado. El chico se sentó en la cama y coloco su mano en el muslo de la chica apretándolo. -¿Coraline está bien?

-Ella esta excelente. –La chica sonrió y tomo la mano de su esposo.

En las últimas semanas los jóvenes han estado de un humor casi increíble, por medio de fotos podían ver a su hija con la ropa que le han estado comprando. Hasta el color de piel de Jenna había mejorado, y según los doctores pronto le darían de alta.

Dear, Regulus ≈Regulus Black ≈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora