2-¿Solo por eso le rompiste la nariz?

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—Alguien está muy feliz para su segundo día de clases—murmura James con diversión-.

—Hoy hago la prueba para el equipo de futbol—comento acercándome al grifo para llenar mi termo de agua-.

—Oh, buena suerte, espero que logres entrar—Carmen sonríe pellizcando una de mis mejillas-.

—El equipo está tres puestos por debajo del de mi anterior escuela—muevo una mano en el aire—será pan comido.

—Arrogante—James resopla levantándose para dejar su plato en la despensa—adiós—se despide de nuestra madre con un beso en la mejilla y de mi padre sacudiendo la mano—si no te apresuras te vas con papá—avisa saliendo rápido de la cocina-.

—¡No me amenaces!—grito abriendo más el grifo para terminar de llenar rápido el termo-.

—¿Fue una amenaza?—mi padre alza una ceja mirándome sobre su periódico-.

—¿Tengo que responder a eso, Frederick?—digo antes de salir corriendo de la cocina al escuchar el sonido del motor de un auto—¡adiós!—me despido saliendo de la casa para correr hacia el carro-.

Me gustan los viajes en carro con él, pero no por la mañana antes del trabajo, su forma de manejar cuando está apurado es de locos, uno pensaría que al ser abogado sería el que más respete las leyes, pero cuando nos tiene que dejar, antes de ir a la empresa, parece que llegara tarde de lo rápido que conduce.

Prefiero que me vaya a buscar luego de que salga del trabajo, pero nunca que me lleve antes, por lo menos no si lo puedo evitar.

De camino le supliqué a James que me ayudara con mis deberes de castellano, pero se negó rotundamente alegando que para mí el significado de "ayudar" es hacer todos mis deberes de la asignatura.

—Sabes que el idioma se me da fatal, no entiendo porque nos lo dan—refunfuño-.

Solo a un loco se le ocurre mandar tareas la primera semana de clases, pero al pareces mi escuela nueva está llena de locos porque los cuatro profesores que tuvimos ayer ya mandaron trabajos para la próxima semana, entre ellos las dos asignaturas que más detesto: castellano y literatura.

—Y a mí se me da fatal hacer trampa—detiene el auto frente a la escuela—deja ya de quejarte que apenas llevas un día.

—Dile eso a los profesores que creen que está bien poner deberes la primera semana—bajo del auto dejando la puerta abierta—recuerda que hoy salgo a las 5.

—¿Te vas caminando o quieres que venga?

—Me voy caminando.

—Dale, suerte en la prueba—sonrío picándole un ojo y cierro la puerta-.

—¡Amber!—volteo para ver hacia el estacionamiento, busco entre los autos y me encuentro a Jacob saliendo de uno-.

No me fijo mucho en él, no sé nada de autos, lo más que puedo decir es que tiene cuatro puerta y es de color vino.

Espero con las manos dentro de mi sudadera a que me alcance en la acera para ir juntos hasta la entrada.

—¿Qué tal ayer con francés y natación?

—Genial, los profesor son buena onda y los chicos, bueno, bien, supongo—arrugo el ceño por lo último-.

—¿Qué pasó?—lo codeo al ver que se pierde en sus pensamientos-.

—Nada—ríe un poco, pero lo sigo notando decaído—supongo que las cosas no cambian mucho entre escuelas—se limita a decir y creo entender a lo que se refiere así que el sonrío empática-.

SheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora