21- Tus braguitas de abuela

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Amber:

Abro mi casillero para meter los cuadernos que llevo, Austin sigue hablando sobre un chico que conoció por accidente coleándose en el entrenamiento de natación cuando trataba de llevarle el cuaderno que le prestó uno de sus compañeros de clases.

—¿Le pediste su número?—desvía la mirada sonrojándose, cierro mi casillero viéndolo impresionada—¿te dio pena y huiste? —asiente—me parece absurdo que te de vergüenza, coqueteas con todo lo que se te atraviesa.

—Mira quien habla, te pones igual con tú sabes quién.

—Ni lo menciones, lo estoy superando.

Cierro mi mochila y paso las tiras por mis hombros para ir a clase, Austin me sigue.

—No lo creo.

—Olvídalo—meneo la mano cuando visualizo al rubio en su taquilla charlando con June y Cameron, dejo de verlo cuando me nota, veo al castaño a mi lado—¿cómo dijiste que se llama?—ríe con nerviosismo—¿ni siquiera preguntaste su nombre?

—Ni siquiera me le acerqué, me le quedé viendo como un idiota babeando, el muy maldito está demasiado bueno—refunfuña molesto con el mismo—ni siquiera se me ocurrió preguntarle a mi compañero en ese momento.

—Bueno, la escuela no es tan grande, lo más probable es que lo consigas fácil si lo buscas.

Llegamos a mi salón minutos antes de que toque la campana.

—¿Planeas que pase de salón en salón solo para encon...?—corta la oración viendo sobre mi hombro, arrugo el ceño y sigo su mirada para ver lo mismo que él-.

No te creo...

Vuelvo a ver a Austin, no tiene que decir nada, su cara de bobo me confirma lo que pienso.

—Amigo...—empujo su barbilla hacia arriba para que cierre la boca, sus ojos siguen viendo a Jacob, pero este no se da cuenta porque sigue con la mirada pegada en el libro de sus manos, me quito del frente de la puerta y jalo del brazo al castaño para llevarlo lejos de la puerta—¿es él?—Austin asiente aún impactado, se apresura a asomar la cabeza por la puerta de mi salón para volver a verlo y regresa a mi asintiendo otra vez-.

—¿Lo conoces?

—Claro, es mi amig...

—¡Preséntamelo!—se apresura a pedir, me toma de las manos mirándome suplicante-.

—Pensé que se conocían.

—¿Por qué lo haríamos si no vamos a las mismas clases? —me encojo de hombros-.

—Siempre estoy con él o con ustedes, creí que se conocían de vista por lo menos.

—No es el caso, ¿me lo presentas?, por fis— alarga la "s" entrelazando sus manos a modo de súplica mientras hace pucheros-.

—Será un poco complicado—frunzo los labios pensante—cuando no estamos en clase se encierra en la biblioteca a estudiar.

—¿Acaso no come?

—No en la cafetería, creo que solo fue allí un par de veces a inicio de año escolar—froto mi barbilla—hizo un trato con la bibliotecaria para que lo dejara llevar su sándwich.

—¿Tanto le gusta estudiar?

—Eso y además tiene francés de extracurricular.

—¿Y qué hacía en clases de natación?

—Tiene esas dos extracurriculares.

—¿Eso se puede?

—En teoría no, pero quería ver las dos—obvio la parte en que sus padres le sobre exigen, no voy a andar por ahí contando su vida-.

SheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora