5- ¿Hamburguesa de pollo con queso?

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Amber:

—¿Me vas a seguir ignorando?

—No te estoy ignorando, Amber.

—Repite lo que te acabo de decir.

Cierra su libro dejando su mano sobre la tapa y por primera vez, en todo el día, sube su mirada para verme.

—Tengo deberes.

—Yo también y no me ves pasando de ti para hacerlos—suspira mirándome con cansancio, sus almendrados ojos marrones decorados con una mancha morada debajo de ellos. Se nota que tuvo una noche pesada-.

—Tengo examen el martes y apenas voy por la primera lección—frota sus ojos empujando el libro para prestarle atención a la bandeja de comida que le traje hace diez minutos y que no había tocado hasta el momento—las expectativas que tiene esta escuela para nosotros son inhumanas.

—Te advirtieron que no tomaras dos clases extracurriculares al mismo tiempo.

—Si no las tomo mis padres me matan—come un par de papas de su plato y después le da un gran mordisco al sándwich—está buenísimo, gracias—me mira con ojos de cachorro agradecido, le sonrío-.

—Deberías hablar con tus padres, apenas llevamos tres semanas de clases y ya pareces muerto viviente.

—Me estoy adaptando, no sabía que aquí serian tan exigentes.

—¿No les vas a decir que quieres dejar una clase? —niega—¿por qué?

—Porque no quiero dejar ninguna clase—arrugo el entrecejo—la mayor parte de mi familia materna está en Francia, y ya estudié el idioma en mi anterior escuela, no tiene sentido que lo deje a medias.

—Entonces deja natación—menea la cabeza con energía-.

—La natación es lo que me sacó de mi etapa oscura, no planeo regresar a eso.

—¿Etapa oscura?

—Obesidad.

—Oh, entiendo... —asiento comprensiva bajando la vista a la hamburguesa en mis manos, regreso a verlo—¿tienes foto?

—Las quemé todas.

—¡Oh vamos!, no seas así—insisto empujando su hombro con el mío—prometo no reírme.

—Olvídalo—sacude sus manos—me voy a la biblioteca.

—Aún falta para que acabe el receso.

—Quiero terminar el capítulo antes de entrar a natación.

—¿Me vas a dejar sola? —lo veo recoger sus cosas, ofendida-.

—No vemos mañana.

—Púdrete.

—Gracias, por entenderlo—se acerca para dejar un beso baboso en mi mejilla, hago una mueca empujándolo—hablamos después, suerte en la práctica.

Lo veo salir de la cafetería con la cabeza hundida en su libro de francés.

—Ñoño.

Repaso mi hamburguesa antes de darle un mordisco.

Miro a mi alrededor viendo como las personas hablan y ríen entre ellos.

Puf, que asco socializar.

Un fuerte silbido hace eco por toda la cafetería, sigo comiendo mi hamburguesa.

Veo de reojo mi teléfono que vibra con varias notificaciones de un número registrado como X(8), lo ignoro y sigo comiendo luego de poner mi teléfono boca abajo.

SheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora