20- Tenía que alejarme

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Chad:

—Quédate quieto, maldición—masculla Cameron por lo bajo para que deje de mover la pierna, me disculpo por lo bajo al notar que golpeaba su escritorio-.

Veo de reojo hacia las mesas a mi izquierda tratando de no voltear la cabeza para que no note que la estoy viendo.

Amber trata de mantener los ojos abiertos, pero el leve cabeceo que hace delata que está durmiéndose en medio de la clase.

Muerdo mi labio para no reír cuando casi se cae hacia delante, ella se sobresalta y frota sus ojos con fastidio.

Es demasiado tierna para su propio bien.

Repasé durante toda la clase lo que le diría cuando pudiéramos hablar en privado durante el receso.

Quiero saber por qué me dejó de hablar durante dos semanas, no sé si hice algo que le molestara, si de alguna forma la lastimé o si he hecho algo para incomodarla.

Necesito saber si es por algo que hice o si es ella la que quiere tomar distancia de todos por temas personales, si es así lo comprenderé completamente, pero tiene que decírmelo, no puede solo echarme y ya como si no fuéramos amigos.

Porque ella me considera su amigo, ¿verdad?

Dios, también debería preguntarle eso.

Echo la cabeza hacia atrás viendo el techo aprovechando que el profesor nos da la espalda para apuntar ejercicios nuevos. Vuelvo a ver la pizarra y finjo tomar apuntes cuando el profesor se da la vuelta para vernos.

La clase se me hace eterna y antes de que la campana suene ya todas mis cosas están guardadas en mi mochila, Cameron asiente a modo de apoyo cuando me ve salir de la clase pocos minutos después de que ella lo haga sola.

Froto las manos contra la tela de mi pantalón con nerviosismo.

Camino entre las personas repasando mentalmente todo el discurso, pero apenas subo los ojos del suelo y visualizo su figura frente a su casillero el discurso se va a la mierda.

Se me olvidó todo.

Mierda.

Tu puedes, tú puedes, ...

Detengo mi paso cuando Amber cierra su taquilla dejando que la vea, y no solo a ella, sino también al castaño con el que mantiene un conversación amena.

Austin ríe por lo alto manteniéndose recostado del casillero vecino de Amber.

Maldita sea.

Me preparo para girar sobre mis tobillos, pero los ojos de Austin caen sobre mí.

Mal-di-ta sea

Le sonrío y me acerco a ellos fingiendo que no tengo ganas de correr en sentido contrario.

—Hola—Amber me sonríe un poco respondiendo a mi saludo, Austin asiente a modo de saludo, pero no dice nada—¿pasó algo?—arrugo el ceño por el silencio que se hizo apenas me acerqué, Austin ve a Amber con seriedad, ella pasa de él y me ve meneando la cabeza haciendo un intento de sonrisa que parece más una mueca-.

—Solo hablábamos de June—dice Austin—al parecer se hicieron amiguitas—sacude el cabello de Amber, ella golpea su mano divertida-.

—Tu primera amistad femenina, felicidades, capi—le sonrío tratando de recibir algo de ella, pero Amber se limita a desviar la mirada y hacer un sonido con su boca—que bueno que aclararon sus diferencias—ella asiente y cierra su mochila alejándose del casillero-.

SheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora