Capítulo Cuatro.

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Los jardines del palacio eran extremadamente más grandes de lo que SeokJin pudo imaginar, si bien él se escabullia en la orilla de uno no podía decir que los había recorrido todos.
Ahora ante la oportunidad que tenía tal vez en sus manos podía no solamente estar en los jardines y llegar incluso a las habitaciones de la realeza, porque bien sabía que la habitación en la que él estaba no era de alto rango cómo se suponía un concubino tenía que tener, y más si era el primer concubino varón.

Sin embargo no esperó que su primera visita a los adentros del palacio fuera en esa situación, la peor de todas si se lo pensaba bien. Estaba siendo obligado a servirle al rey, para otros podía ser un sueño, cómo podría serle a la concubina real, pero no era lo que SeokJin quería.

Después de un rato caminando por los pasillos dieron a la entrada trasera, con curiosidad salió  ante la vista de todos los guardias quien a pesar de querer voltear no lo hacían.
Por otro lado su vista se sorprendió cuando por fin salió, el jardín estaba lleno de flores y arbustos, en medio de este un enorme lago con un pasillo de piedras que sólo lo guiaban a un kiosko con ramas de plantas cayendo como cascada. Había por otro lado dos fuentes y varios pájaros bañándose, al igual que árboles enormes que a su parecer solo hacían el lugar más escalofriante.

Tragó pesado pero se olvidó de eso cuando el chef tomó su mano para llamar su atención.

-La mesa está servida, deberías dejar lo que sea que estés pensando y comer. ¿Hace cuánto no lo haces?

SeokJin se encogió de hombros siendo guiado una vez más por el rubio hasta dar con una enorme mesa de madera, varios cojines y los platos llenos de comida deliciosa.

A lo contrario que SeokJin pensó alguna vez, el palacio era muy silencioso, cuando era más joven podía asegurar que todas las noches había una fiesta y que los príncipes eran los invitados de honor como debía de ser, las concubinas bailaban alrededor con alegría y los músicos hacían sus instrumentos sonar alto. Las risas escandalosas resonaban el todo el palacio y los postres no dejaban de salir del horno para satisfacerlos a todos, e incluso el vino y el alcohol hacían el ambiente mas caliente.

Cuántas veces no se imaginó disfrutando para terminar en los brazos del príncipe y satisfacerse mutuamente con una danza que ahora era formada por besos salibosos, toques nada inocentes y placer con ojos lujuriosos.

Toda esperanza de que aquello ocurriera había muerto cuando, en vez de eso, estaba en los brazos del rey, llorando e implorando pierdad. Y si eso había sucedido en solo una noche no quería imaginarse de lo que era capaz.

-¿Puedo saber en qué tanto piensas?- preguntó JiMin mientras observaba al menor ido. No había tocado ni degustado un solo bocado y eso como chef hería su orgullo.

-Lo siento- murmuró avergonzado, tomando los palillos de madera y empezando con el arroz.

-No es la respuesta que esperaba.

-Como chef exiges mucho- murmuró algo fastidiado y en vez de enojar a Park sólo lo hizo reír ante la ternura que sintió.

-No soy cualquier chef- SeokJin alzó una de sus cejas-. Soy la persona que se encarga de todas las comidas en este palacio.

-Eso no es tan genial.

-Claro que lo es, ¿Sabes porqué la concubina real no refutó cuando la corrí indirectamente?- él volvió a negar con las mejillas ahora llenas de carne-. Pregúntate porqué tú no tienes permitido hablar mal de nadie en este lugar, pero yo lo hago tan deliberante, ¿Si no fuera tan importante crees que sería tan negligente como para arriesgarme?

-Entonces...

-Llevo más años aquí que esa bruja, el rey confía plenamente en mí porque... Cuando se trata de asesinar a alguien lo más discreto posible yo soy el mejor en hacerlo- JiMin sonrió cuando el contrario empezó a masticar más lento y murmurar un Qué... -. Cocino todos los alimentos de mi víctima con veneno, aunque realmente no es mi víctima, más bien la del rey.

De inmediato SeokJin se atragantó y sin saber qué hacer, si escupir o tragar, aventó los palillos haciendo un ruido fuerte que solo causó una carcajada en el rubio.

-¡Oye basta!- exclamó aún entre risas, llamando un poco la atención del castaño entre tanto miedo cuando notó que sus ojos desaparecían-. Tú eres el concubino varón, el único que se ha arriesgado a estar con el rey. ¿Sabes lo que me harían si te mató? Definitivamente quisiera decir que me asesinaran igual pero sé que sería algo mucho peor, la tortura quedaría corta con lo que recibiría de castigo. Además recuerda que dije sólo eran a las víctimas del rey.

-¡No juegues con eso!- se quejó SeokJin ahora sí tragando el bocado-. Pensé que moriría, realmente eres muy malo con tus bromas.

JiMin volvió a reír e ignoró eso.
-Ahora, concubino varón, eres la persona con más protección en todo el país, estás a punto de darle un heredero a su majestad. Realmente si alguien se atreve a tocarte un solo cabello, si alguien te molesta o te hace enojar, será mejor que desaparezca del país. Eres muy afortunado, Kim SeokJin.

-Las concubinas dicen que su majestad es cruel, que piense bien si quiero arriesgarme a estar a su lado.

-Es envidia pura, no voy a negar que su alteza es la persona más escalofriante que conozco, nunca lo he visto parpadear cuando toma alguna decisión o flaquear cuando le corta la cabeza a alguien. Pero es un rey justo, si tú cumples con lo que te ordena él será justo contigo y te premiará.

-Él me golpeó.

-Tú lo desobedeciste.

-Pero...- SeokJin sintió un dolor en el pecho y su ceño se frunció mientras su mirada se perdía en los palillos.
JiMin suspiró cansado.

-Las reglas aquí sin muy sencillas, si obedeces no serás golpeado, incluso puedo decir que eres especial y que el rey será amable contigo por ser-

-El concubino varon- interrumpió una tercera voz llamando la atención del chef y el menor-. Chef Park, tiene mucho trabajo por hacer y el rey estará aquí pronto, siga con sus labores y déjeme llevar al concubino a sus aposentos.

El nombrado tragó pesado ante la imponente mirada del capitán Min, quién interrumpió su conversación y apesar de que SeokJin no había probado casi bocado lo obligó a retirarse del lugar.

-Sigue las órdenes, no te pedirán nada imposible- finalizó el rubio y así se retiró dando una última venía a YoonGi.

Ya de regreso a la habitación, en compañía del capitán y varios guardias, SeokJin se dió el tiempo de pensar las cosas. Si JiMin tenía razón entonces obedecer a NamJoon no sería un problema, pero de solo pensar que tendría que estar con él para toda la vida o en qué acabaría cuando tuviera un hijo, se le hacía el corazón chiquito.

Por otro lado estaba impactado de lo bien que las concubinas le habían cubierto los moretones y ante la vista de su triste rostro en el espejo de mármol no pudo evitar preguntarse si ellas solo eran amables con él para tener a su majestad de su lado.
Tal vez la conversación con JiMin le había metido ideas raras a la cabeza en todo ese rato, pero recordaba también que su maestro de filosofía le repetía que no era bueno dejarse llevar por las malas influencias, y menos en un lugar nuevo para él.

El palacio apesar de que todo el pueblo lo conocía era un lugar desconocido también, la vista era bonita pero podía decir que las personas que lo habitaban no tanto, empezando por el rey.

SeokJin supo sobrellevar la situación incluso si el miedo le recorría cada vena o nervio, sabía que no podía hacer nada y que tampoco podía confiar en nadie sin conocerlo, así que por el momento estaría así. No sé metería con nadie y rogaría ser liberado.
Estaba asustado, claro, extrañaba a su familia y amigos y por sobre todo su libertad, pero en esos casos lo único que podía hacer una persona como él era rezar.

Salió de sus pensamientos cuando la puerta se abrió lentamente, miró por el espejo el cuerpo imponente del moreno y sus ojos filosos casi rojos lo penetraban incluso si le daba la espalda. Y eso no evitó que un escalofrío volviera a recorrerle.

Sin embargo, al ver la hora en el reloj de madera y calculando el tiempo que tuvo que esperar, SeokJin no pasó desapercibido que, apesar de que solo habían pasado una luna juntos, NamJoon no olía a él, olía a ella.

-jkookie.

Concubino Varón -NamJin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora