Capítulo Veintiséis.

3.1K 476 49
                                    

Kim MinHo, era el padre de Seokjin.

La historia del señor Kim junto a su esposo era un poco extraña... dice que se conocieron en la Isla Jeju aunque en esos tiempos era muy difícil viajar a cualquier lado que no fuera tu lugar de nacimiento.

Pero MinHo era diferente, él era un maestro famoso en el área de matemáticas que ganaba bien en la escuela que enseñaba, y aparte daba clases privadas. Entonces él tenía la posibilidad de viajar cada que se le otorgaban vacaciones.

Ahí después de dos días de estar disfrutando de la playa y su bonito paisaje, conoció al que sería su futuro esposo, quien le daría un heredero para que siguiera con su legado de maestro importante como lo había sido toda su generación.

Y espués de uno años la historia y herencia que perseguia a su esposo fue mas allá de su imaginación. Podía esperar incluso que fuera hijo de algún prostituto, o de algún mafioso peligroso, él estaría bien con cualquier idea de aquellas dos.

Pero no, tuvo que pensarlo por algunos días hasta que cayó en cuenta que las cosas estarían mal en cualquier momento. Claro que lo sabía pero aún así asumió todas las consecuencias.

Su esposo le había contado que era heredero de una divinidad justiciera, la más fuerte de todas. Y que había huído de casa cuando querían obligarlo a casarse con su propio hermano para no ponerlo en peligro al tener hijos pues, el destino de todas las divinidades, era morir cuando su heredero naciera.

Pero al parecer eso no le importo, y no es como que esperaba vivir toda la eternidad para después quedarse solo en algún momento.

Fue así que los dos se enamoraron, se casaron y vivieron una vida feliz hasta el aniversario número diez cuando decidieron tener un hijo, aunque eso significaba que la vida de su amado esposo se acabaría en el segundo uno.

Aún así, MinHo no le negó a su esposo la ilusión de por lo menos sentir a su hijo en su vientre. Y ni mucho menos trato mal a SeokJin (nombre que MinHee escogio), crió a su hijo con mucho amor y por supuesto que con paciencia porque los niños de ese día eran muy hiperactivos.

A la edad de quince años, MinHo sintió que su hijo había cambiado mucho, era más tranquilo, casi no hablaba incluso cuandon decidió que tendría una nueva esposa y que por supuesto más hijas, él no se molesto, simplemente lo apoyo.

Pero había algo más, SeokJin decidía estar solo, se escapaba de la casa en cierta hora casi que el sol se ocultaba y regresaba a sabe que horas de la noche. Claro que se preocupaba y todos los días lo esperaba con un ojo abierto, siempre alerta de como llegaba su hijo. Pero SeokJin llegaba a la misma hora y a salvo.

Comía en silencio, sonreía de la nada, siempre deliraba entre pensamientos y en ocasiones lo descubria sonrojado leyendo algún libro de romance.

Asi que lo dedujo un poco lento, pero lo dedujo. SeokJin estaba creciendo así que era normal que se involucrara más con chicos, que le interesaran esas cosas del amor y que le gustara salir a escondidas porque quería ser rebelde.

Seokjin ya no era un bebé.

Y MinHo lo entendía, su bebé había crecido.
Y la última cosa que tenía para recordar a su amado y difunto esposo había desaparecido

Un día MinHo vió a su hijo salir como de costumbre, nunca lo seguía porque respetaba su privacidad, aunque ahora se arrepentía de haberlo hecho...

SeokJin no había regresado, la madrugada llegó, la mañana incluso también lo había hecho pero Jin no aparecía. Noches, días, semanas y ahora ya meses. Y nadie sabía nada de SeokJin.

MinHo suspiró pesado después de regresar de esa ardua búsqueda, había viajado a otras ciudades pero nada pasaba, había contratado a alguien para pintar el retrato de su hijo y ponerlos en los postes de varios barrios. Pero por alguna extraña razón estos siempre desaparecían, alguien los quitaba cuando nadie se daba cuenta y aunque muchas veces hizo guardia para que no los quitaran, siempre lo hacían.

Concubino Varón -NamJin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora