El ambiente en Seúl seguía siendo muy deprimente, pero aquella vez, aquella tarde de verano fue diferente... La niebla era más densa que cualquier otra, todos los criados siempre fueron acostumbrados a hacer su trabajo sin quejarse pero está vez todos estaban en pleno silencio, cuidadosos de que incluso sus pasos no se escucharán.
El pueblo afuera seguía preguntandose cómo era que en aquellas fechas el clima fueran tan frío, y de un de repente a otro la nieve comenzó caer como cascada desde el cielo. Los pordioseros seguían muriendo o desapareciendo en las montañas de nieve y el rey seguía sin dar señales de vida.
El rey, estaba lo suficientemente desesperado y metido en sus propios pensamientos como para estar preocupado por alguien a quien simplemente la tierra se lo tragó y que por ser un sirviente de la calle no tenía familia quién se preocupara.
Él estaba ansioso de que el doctor Jeon saliera de su habitación junto a su hijo y después de dar dos vueltas más a aquel enorme y largo pasillo, las puertas se abrieron.El doctor salió junto a su hijo y dos enfermeras más quienes cargaban toallas de seda manchadas de sangre seca.
Inmediatamente se acercó y después de una venia el mayor de todos comenzó.-Tiene tres costillas rotas- comenzó el doctor-. Una fractura en la quijada y golpes en el setenta porciento de su cuerpo, hipotermia nivel uno y hemorragias internas...
NamJoon guardó silencio por algunos segundos, apretó las manos hechas puño y antes de que sus dientes rechinaran en coraje prosiguió.
-¿Aún no despierta?- el mayor de los Jeon negó levemente-. ¿Y qué ocurrirá para el día de cinta?
-Él concubino varón está al borde de la muerte, su majestad, es un milagro que su fertilidad siga intacta y más que siga respirando- suspiró antes de acomodarse las gafas de aumento en el puente de su nariz-. Aún así, recete medicinas fuertes y esperemos que dentro de dos semanas esté en recuperación para que no haya problemas para la fecha indicada.
NamJoon respiró un poco más aliviado y después de dar ordenes para que todos se retiraran, se adentró a la habitación. Esta llena de velas que alumbraban el lugar, la mesita de centro llena de botes de vidrio y madera marfil con etiquetas de nombres de medicina, en una esquina la cama del rey ocupada por el concubino quien mantenía sus ojos cerrados y su cuerpo inmóvil.
El moreno tragó pesado y por alguna razón su pecho se oprimio y los dedos de sus manos temblaron con cada paso que daba. Finalmente estando frente al menor se arrodilló para estar más cerca, tomó su mano más cercana con delicadeza y dejó un suave y leve beso en esta para siguiente a eso acariciarla con cariño.
-Dime quien fue...- murmuró con suavidad cerrando los ojos y ahora dirigiendo la mano de SeokJin a su rostro-. Mataré a quien te haya hecho esto y pondré su cabeza como trofeo en tu habitación, dime quién fue.
La habitación siguió en silencio y NamJoon volvió a suspirar.
-Vamos SeokJin, dime cómo fue que te pude haber hecho esto... Cómo fuí tan tonto e impertinente como para no darme cuenta de lo que estaba haciendo- abrió los ojos y después de dar un último beso...-; No me dejes, esto ya no es una orden, es una súplica.- Concubino Varón -
A veces HoSeok pensaba que ser el guardián de la nueva deidad era el peor trabajo que pudo haber heredado, más sabiendo que la maldición de un guardián era enamorarse de la deidad y sufrir cuando la muerte de este llegara por razones que ni siquiera él tuvo que ver.
Pero las cosas a veces así sucedían y él realmente no podía hacer nada para cambiarlo, podía cambiar que SeokJin no muriera, pero él mismo no podía cambiar que en algún momento muriera de un corazón roto gracias a un amor no correspondido. Cómo le había sucedido a su padre.
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Concubino Varón -NamJin
FanfictionTodos están desesperados por encontrar al doncel que pueda darle un heredero al rey, todos corren de un lado a otro tratando de que algún hombre se les acerque como candidato. Todo eso acaba, cuando un chico de clase baja es descubierto por los jard...