Capítulo Diecisiete.

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El clima frío no impidió que SeokJin siguiera saliendo a tomar el almuerzo, claro porque era la única comida que le permitían tomar en los jardines y prefería sentir su nariz congelada junto a los dedos de sus manos que pasar el día entero en las paredes sofocantes del palacio.

Entonces JungKook ya sabía cuáles eran los horarios en lo que SeokJin estaba libre, dónde los ojos del rey no estaban encima de él y cuando más oportunidad tenía de escabullirse y darle regalos. Se había pasado toda la semana arrancando flores del jardín de su casa solo para dárselas al bonito concubino quién sin darse cuenta lo esperaba cada tarde con una sonrisa.

Sonrisa que no se le borraba a él, caminaba a veces dando pequeños saltitos pues era hora en la que se escapaba de su padre y sus interminables órdenes o deberes que hacer, hacía frío y su madre había bordado un nuevo hanbok para él pues la vida en el palacio era más que fría que en el pueblo, todo color blanco como la nieve que desde días atrás no había dejado de caer.

Sin embargo el señor Jeon ya sospechaba que su heredero se escapaba a cierta hora, con la vaga mentira de ir al baño, por alguna bebida e incluso con el pobre pretexto de sentirse mal.
Él lo había hecho y por razones personales, entonces era obvio que su hijo le ocultaba algo.

Aquel día lo siguió a sus espaldas y cuando lo vió sacar un ramo pequeño de hortensias del bolsillo de su hanbok sintió su sangre helarse. Hace algunas semanas no dejaban de crecer en el jardín de su casa y asustado por la desgracia trató de deshacerse de ellas, ahora que veía a su hijo entendía porque no desaparecían.

Tragó pesado y no dudó en acelerar su paso para definitivamente reprenderlo, ignorando por completo que el rey caminaba por ahí acompañado de la corte real en grupo atrás de este mismo. Y cómo hijo y padre JungKook tampoco se dió cuenta de su presencia y cuando chocó con alguien su ceño de frunció, el ramo de hortensias yacían en el suelo y cuando intentó recogerlas los zapatos de esa persona lo hicieron detenerse al igual que el doctor Jeon quien los observaba un poco alejado.

-Su majestad...- murmuró JungKook, asustado de enderezarse.

-Chascarrillo, levanta lo que tiraste.

Con movimientos temblorosos asintió y tomó de nuevo el ramo, la voz tosca del rey aún resonaba en sus oidos y entonces no pudo evitar pensar que la muerte también había llegado para él.

-Enseñame qué es- siguió el moreno, vio al niño conectar miradas con él y solo alzó una ceja cuando mostró el ramo de flores-. ¿Hortensias? ¿Por qué hay hortensias en mi palacio?

-Y-yo... Al concubino varón le gustan, su majestad.

-Al concubino varón- siguió él y ahora su mirada se dirigió al doctor quien se acercaba una vez más, palido como la nieve-. ¿Son para él?

-Así es, le gustan mucho así que siempre guardo un ramito para él.

-¿A caso sabes lo que significan las hortensias?

-Disculpe mi ignorancia...

Antes de que NamJoon siguiera suspiró pesado y el señor Jeon interrumpió tomando de los hombros al niño quien no dudó en dar un paso hacia atrás. No aliviado o sintiéndose protegido por su padre, pero si hacía eso por lo menos podría ver cómo el rey sacaba su espada y tener tiempo de pedir perdón.

-¡Si majestad!- interrumpió el doctor -. ¡Disculpe a mi hijo! Me haré responsable de cualquier cosa que haya hecho, él aún sigue siendo un niño y falta mucho para que pueda madurar pero me haré cargo de que sea rápido el proceso.

El lugar quedó en silencio por algunos segundos más, el doctor sólo podía tragar pesado con cada segundo y levemente apretaba los hombros de sus hijo, él mismo sabía que la desgracia había estado tocando a su puerta cuando las hortensias aparecieron en su jardín pero nunca pensó que la muerte de su hijo sería ésa desgracia.

Concubino Varón -NamJin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora