Capítulo Cinco.

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El olor era muy dulce, el hecho de que el rey se haya encontrado con la concubina real no le molestaba, de hecho pensar que ella era una de sus soluciones simplemente le hacían imaginar que su huida del palacio iba a ser más rápida.
Sin embargo el molesto pensamiento no salió de su mente aún cuando el rey acarició una de sus mejillas. Lo había hecho caminar hacia él y saludarlo lo más pasivo que pudo saludar en toda su vida.

-SeokJin- comenzó NamJoon relamiendose los labios, y el nombrado sólo puso atención-, no quise golpearte, no me gusta ver a mi joya más costosa rota, no vuelvas ni siquiera a pensar que saldrás de aquí.

El menor asintió apretando los labios y bajando la vista sólo para que el rey la levantara de nuevo con una mano en su mentón.
Sintió un nudo en su garganta al pensar que todo lo que había usado para que el rey lo dejara libre se había ido cómo agua en manos con esas simples palabras.

¿Enserio estaba tan obsesionadi con él?
Sabía que no estaba enamorado, de hecho era ridículo pensar que el rey estuviera enamorado de alguien pues el sentimiento de amor o cariño era imposible estar vivo en alguien tan cruel, pero SeokJin era su última esperanza, nadie se arriesgaría a estar con él y si fue por obras de una maldición SeokJin terminó sin poder negarse a la que tal vez sería su muerte.

-Su majestad...- siguió el menor y NamJoon alzó una de sus cejas con curiosidad-. Tiene a tantas concubinas que me es imposible creer que usted me quiere a mí.

-Eres un doncel, ¿Por qué no lo haría?

-Yo...-

-Deja de hablar cuando nada coherente saldrá de tu sucia boca. Mañana mismo tendrás una cita con el doctor real, él planeara todo para que quedes en cinta. Tú ya no puedes dejarme, ¿Entiendes? Estarás atado a mí hasta el final de los días, no habrá ni una luna que no pases en mi compañía.

Y en la de esa concubina.

No pudo contestar otra vez, y con tristeza simplemente asintió antes de recibir de nuevo una bofetada, tal vez la primera de la noche.
No sabía si todas las concubinas pasaban por eso, pero suponía que ser golpeado sería algo normal de ahora en adelante.

Impresionantemente NamJoon realmente pasó toda la noche junto a SeokJin, le incomodó un poco el hecho que ahora tendría que compartir las noches con alguien ajeno a lo que él alguna vez soño. De todos modos el moreno no lo abrazaba, entonces Jin entendió que no lo veía más que alguien a quien podía poseer y sacar ventaja de la situación, en cambio él no podía sacar nada bueno.

Durmieron en la misma cama, compartieron la misma sábana pero no el mismo cuerpo, se dieron la espalda y SeokJin se hizo bolita lo más que pudo para ni siquiera rozar dedos por accidente.
La mañana siguiente llegó y a primera hora, después de comer algo y darse un buen baño de esponja, se dirigieron a uno de los salones. Varios guardias lo seguían pasos atrás al igual que personas de compañía, todos en silencio.

Las puertas del salón se deslizaron por las criadas de guardia y después de una venia sólo ellos dos se adentraron.
En el lugar ya esperaba un hombre alto de cabellos  negros y una que otra cana que llegaban hasta sus hombros y eran peinados con pedía coleta, con lentes de aumento y traje blanco, acompañado de un niño vestido igual y con una cinta blanca en la frente, los dos con la vista fija en el suelo y las manos unidas sobre su estómago.

-Toma asiento- ordenó el moreno y SeokJin asintió dirigiendose a un pequeño trono color rojo y bien acolchonado.

-Su real majestad- el doctor hizo una venia y el niño a su lado le imitó.

-Quien es ese cascarrillo.

-Es mi hijo, Jeon JungKook. Cumplió siete años hace un mes y sus tres años de entrenamiento para ser el futuro doctor real comenzaron.

Concubino Varón -NamJin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora