Capítulo Treinta y Dos.

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-SeokJin...- el nombrado frunció el ceño aún con los ojos cerrados. La voz en su cabeza aún no se iba a pesar de todas esas veces que le pidió de favor que no se aparecieran más.

Era curioso porque al principio su cabeza estaba llena de preguntas que contestaban cortantemente como;

"-¿De dónde vienes?

-De un lugar lejano.

-¿Cómo te llamas?

-No tengo nombre.

-¿Eres persona o eres otra cosa?

-Soy un dios.

-¿Eres el dios del que todos hablan?

-No, soy el dios de la justicia.

-¿Si eres un dios, por qué me hablas a mí?

-Porque tu también lo eres.

-¿Soy un dios?

-.

-¿Que tipo de dios?

-Dios de la justicia.

-¿Cómo lo eres tú?

-Cómo lo fui yo.

-¿Ya no eres un dios?

-.

-No te estoy entendiendo, primero que sí, luego que lo eras. Explícate bien, haces que me maree.

-Fui un dios con vida en el planeta tierra, cómo lo eres tú ahora. Pero morí, ahora simplemente soy el alma de un dios.

-¿Pero sigues siendo un dios?

-No, ya no puedo hacer nada por nadie.

-¡¿Entonces sí eres o no eres?!

-No, SeokJin. Cuando morí deje de serlo. Ahora ese puesto te pertenece a ti, tú eres el nuevo dios de la justicia.

SeokJin empezaba a estresarse porque jamás llegaban a algo coherente. Entonces esa noche, ya harto de darle vueltas al asunto, decidió enfrentar al dios que tanto alardeaba su puesto como ex dios.

-Ya no quiero seguir con esto- habló ante el largo silencio que se creó después de pensar las cosas y cómo estaban terminando-. Eres alguien raro y evades mis preguntas con respuestas cortas. No voy a volver a escucharte y si es necesario no dormir entonces no lo haré más.

El lugar quedó en silencio un rato más y SeokJin sintió que bufó por los adentros, aún su cuerpo sumergido en sueño, a un lado de su majestad quien lo apresaba en sus lindos y calidos brazos.

- SeokJin... soy tu padre.

Otro silencio profundo.

Fue en ese momento que SeokJin cayó en cuenta que no recordaba a su padre, al padre que estaba vivo y que su mente por más increíble que pareciera empezaba a olvidar.

- ¿Qué?

- Tu otro padre, el esposo de MinHo.

- No es cierto, yo sólo tengo un padre.

- Sabes que eso no es cierto, es así cómo llegaste al mundo, es así como heredaste el poder de un dios.

Un silencio más.

- Entonces... ¿vas a explicarme o seguirás con la regla de una pregunta por noche?

- Te contaré todo lo que quieras saber en esta noche.

Concubino Varón -NamJin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora