Capítulo Dieciséis.

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Jung HoSeok, hijo del costurero más famoso de la cuidad. Si hablamos de él hablamos de un chico inteligente, audaz y capaz de hacer todo lo que se propone; un chico que esconde secretos hacia su beneficio pero que realmente no lo hace con maldad.

Él no solamente es un costurero, ni tampoco un simple criado que se dedica a complacer al rey o en general a la familia real, y si hablamos de lealtad se podría decir que para eso estaba SeokJin...

Su mirada era filosa mientras caminaba entre los pasillos del palacio, atrás de él las tres criadas que lo acompañaron desde un principio y sobre sus manos telas muy bien dobladas y separadas por etiquetas y color. Ante la mirada de los guardias su pecho se inflaba de orgullo sin miedo ni siquiera por las espadas que eran resguardadas en sus estuches, ni los fuertes brazos o las duras piernas ni mucho menos la armadura de oro con el sello del palacio.

Las deidades son justas con quiénes lo merecen.

Con ese pensamiento en la mente por fin llegó a los aposentos del concubino y con respeto el vocero lo nombró con voz alta, inmediatamente las puertas se deslizaron por las criadas y finalmente se adentró, no sin antes dar la señal a sus compañeras de que esperarán afuera por cualquier cosa.

Ya adentro no pudo evitar que una sonrisa se formara en su rostro con la bonita imagen de SeokJin sentado en un cojín con un libro de educación básica, sus mejillas sonrojadas y sus ojos apesar de cansados brillosos.

-Su majestad- hizo una leve reverencia y casi enseguida se arrodilló a un lado suyo-, me es un placer volver a verlo.

SeokJin frunció el ceño.
-¿Su majestad...? Yo no soy de la realeza, costurero Jung se equivocó está vez.

-Claro que no es una equivocacion, pero no hablemos de eso, vine para entregarle sus prendas nuevas, estuvieron listas desde hace dos días pero me aseguré de traerle algo más.

-Es un alivio- contestó incómodo por la repentina cercanía del castaño.

-Debio pasar un frío infernal ¿No es así? Me disculpo por eso y-

-Por favor- interrumpió-. No... No me hables así, yo no soy un rey ni siquiera un concubino real, no hagas esto más incómodo de lo que ya es.

HoSeok suspiró sorprendido, ¿Cómo pudo olvidar el trato que le gustaba a SeokJin?
Sacudió sus ideas poniendolas en orden para asentir y seguir finalmente.

-Lo siento, no lo haré. Por favor cuando tengas tiempo ponte la ropa nueva, me esforcé mucho en hacerlas especialmente para tí.

Aunque la ropa se debía hacer conforme las etiquetas de la familia, HoSeok se había tomado el atrevimiento de bordar los hanbok con hilos de oro, figuras de hortensias y dragones con fuego. Estaba en contra de las reglas hacer eso pero él no era un simple costurero, sabría cómo sobrellevar la situación.

-Gracias- contestó el menor levantando la vista. SeokJin nunca había cruzado palabra con HoSeok hasta ese momento, pero por alguna razón con él no sentía miedo, no había duda ni tampoco timidez como con JiMin ni mucho menos con el rey.
Entonces suponía que era de confianza, aunque no supiera tampoco por qué.

-Tambien te traje algo más, sé que te gusta la costura y que los días aquí son largos en tu posición, por ser el costurero real tengo mucho material y pensé en traerte esto.

De entre los hanbok sacó una bolsa de ceda y de ella varios bocetos, hilos, agujas, tijeras y más decoraciones. Entonces con la mirada brillosa del concubino supo que las cosas estaban fluyendo bien, ni la dulzura ni la inocencia de SeokJin estaban perdidas como había pensado.

-Woow- SeokJin sonrió en grande, la emoción le recorrió el pecho y de un salto se levantó en sus rodillas acercándose más a Jung-. ¡De verdad te lo agradezco!

-Cuando ya no tengas no dudes en pedirme más, te traeré lo que pueda todo lo que quepa en estos largos brazos.

SeokJin asintió tímido e inesperadamente sus mejillas se sonrojaron.

-Lo haré...

-De acuerdo, me tengo que ir y es una lástima que tenga que hacerlo. Pero por favor, espera por mí, estaré más cerca de lo que crees.

Dicho esto se acercó otro poco y dejó un suave beso en la frente del menor, para ahora sí sin dar una respuesta por lo atrevido que fue, retirarse.

- Concubino Varón -

Los días seguían siendo fríos, no había pasado mucho desde que empezó el clima inesperado pero aún así los ríos que adornaban los jardines no tardaron en congelarse. Contando con solo cuatro días, más de veinte pordioseros que vivían en la calle habían muerto por las bajas temperaturas y para sorpresa del pueblo el rey no se había atrevido a dar la cara como inviernos pasados había sucedido, eso sólo levantaba sospechas de que algo estaba ocurriendo atrás de las paredes del palacio.

De todos modos la idea que se hacía el pueblo no era nada cercana a lo que realmente estaba pasando.
Nunca nadie jamás pensó que ése mismo rey estuviera cayendo entre los enredos de un concubino que no fuera de la realeza.

Apesar de que era tarde y se suponía que el sol debía alumbrar la cuidad lo único que había eran nubes grises, frío despiadado y flores hechas capullitos.

Habían veces que los criados del palacio decían que la temperatura del día se basaba en el estado de ánimo del concubino; los primeros días eran soleados pues en el corazón de SeokJin la llama de la esperanza de poder escapar estaba viva, fuerte y caliente como el sol, pero ahora que todo eso había acabado los días eran nublados, fríos y tristes, pues SeokJin ahora estaba resignado incluso a morir en algún momento. Cómo murió el calor, murió la esperanza.

No podía pensar en nada más, el rey le había obligado a seguirlo a uno de los jardines, reposaban en el kiosco rodeados de agua congelada mientras que SeokJin era abrazado por los fuertes brazos de NamJoon, sentados en enormes cojines calientes rodeados de velas encendidas.

La sensación era nueva, tanto para Jin, cómo para el rey...

-¿Ya no sientes tanto frío?- preguntó el moreno de repente y SeokJin negó con la cabeza, aún en silencio-. El costurero Jung hizo un buen trabajo, de hecho puedo decir qué mejor que el de su padre.

-Estoy más agradecido con su majestad.

NamJoon sonrió levemente.
-Sabes SeokJin, en qué se parecen este lago congelado y tú.

-No veo similitudes.

-Claro que las hay, el rio está congelado y al igual que a ti le es imposible escapar de este palacio, hasta que el verano regrese como debió ser podrá fluir de aquí, aunque para ti el verano nunca llegará y el invierno te hará quedarte todo el tiempo que yo desee.

SeokJin suspiró lentamente sin llamar mucho la atención, y como siempre el dolor simplemente se incrustó en su pecho, no salieron lágrimas y tampoco sintió la desesperación en la punta de los dedos.

Y para el rey quien estaba acostumbrado a no recibir respuesta de nadie, continúo.
-Deberías estar agradecido y no triste, incluso si te esfuerzas puede que yo te nombre concubino real, estarías por debajo de las demás concubinas pero creo que está bien cualquier título que esté por encima de los criados. ¿No lo crees...?

Las deidades eran justas con quienes lo merecen, y el verano no estaba por llegar sino incluso algo mejor.

La primavera.

- Concubino Varón -

-jkookie.



Concubino Varón -NamJin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora