Capítulo Veintiocho.

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-MinHo...- murmuró KangHee quien hasta ese momento había estado esperando a su amigo en la plaza principal del pueblo por precaución.

La noche era muy helada por la repentina ola de nieve que los visitaba ya de vez en cuando, no había nadie y sólo algunas luces de velas los alumbaraban.

Lo esperó por lo que parecio mucho tiempo, y se dijo que si para el amanecer MinHo no volvía entonces lo daría por muerto, eso era lo que habían acordado para no esperar en vano.

Pero KangHee se sorprendió de verlo aún con vida, regresar con pasos temblorosos y una cara bastabte hinchada y desanimada. Así que se acerco de inmediato y a unos cuantos pasos de encontrarse se detuvo hasta que su amigo llego a él.

-¿Que ocurrio?- siguió Kang y MinHo levantó la vista para que sus miradas se encontraran dejando todo en claro-. Amigo... lo siento mucho. Pero es mejor que regresemos para curarte esas heridas.

Kim asintió un poco derrotado por no obtener nada.

Las yemas de sus dedos picaban con ansiedad de volver a ver a su hijo después de tanto tiempo, y la ira lo invadió cuando no pudo hacerlo aún sabiendo que estaban tan cercas pero también a la vez tan lejos.

Aún así, no se rendiría. Ya sabría qué hacer y si incluso perder la vida a costa del rey era el pago por recuperar a su hijo, entonces estaría bien con su destino.

- Concubino Varón -

Jung HoSeok. Habían pasado noches en las que no comía, ni dormía ni mucho menos descansaba.

Y no iba a negar que se sentía fatal y que en algunas ocasiones de su martirio prefirió estar muerto antes de pasar un día más en esas condiciones. Era el dolor de su cuerpo y de su mente al pensar que en algún momento si es que salía vivo de ese lugar, tendría que ver morir a lo que consideraba su alma gemela.

Pero no sabía porqué seguía asi, porqué su cuerpo no se rendía tan fácil si era lo que su mente más anhelaba; el descanso...

HoSeok suspiró una vez más en el día, aún encadenado de los barazos desde la punta del techo y de rodillas. Su ropa mojada en sudor al igual que su rostro volviéndolo miserable, y una mirada oscura ya sin esperanzas.

Hasta que unas fuertes pisadas llamaron su atención. Por lo general nunca nadie iba hacia allí si no era para encerrar a alguien. Pero ahora no se escuchaban suplicas, que por lo general siempre se escuchaban para tratar de convecer dejarlos libres. Así que levantó la vista cuando la sombra de alguien se vió en el piso de su celda y se sorprendió de verlo ahí.

Kim TaeHyung, el príncipe hermano del rey, lo miraba con ojos tranquilos siendo escoltado por dos guerrero más quienes fingían estar ajenos a la situación.

-Su majestad- murmuró antes de volver su vista al suelo y seguir con su martirio.

- Por qué estas aquí- pregunto tajante y el contrario se encogio de hombros como pudo a pesar del dolor-. ¿Hablaste mal de un miembro real?- Jung negó-, ¿de la corte real?- volvió a negar.

-¿Por qué debería hablar mal de ellos cuando todos ya saben la porqueria de personas que son?

- Costurero Jung...- Kim frunció el ceño antes de negar levemente con la cabeza y suspirar-, tenemos que sacarte de aquí, no es correcto que un heredero que sirve a la realeza esté en estás condiciones. Dime quién tomó la decisión de encerrarte y me encargaré de eso.

- Olvídalo- interrumpió para subir la vista una vez más, chocando con la de TaeHyung quien sintió algo en su pecho al verlo tan mal-. Quisiera evitar cualquier cosa que esté pasando afuera de aquí. Así qué esperaré hasta que llegue mi muerte con paciencia.

Concubino Varón -NamJin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora