Capítulo 26.

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Luego del juicio volví a casa con Dinah y las chicas. Dinah se preparó para ir a lo de Camila, en donde me dijo que desde ahora en más se iban a juntar por mi culpa.

Pues eso es mejor para mi salud mental, ya no tendré que llegar a mi casa y verla... ¿supongo?

Vero y Nat se sentaron al mismo tiempo en el sillón.

-¿Y qué pasó con Camila? -me preguntó Vero.

Solté un agobiado suspiró y me senté frente a ellas después de servir la comida. Habíamos pedidos pizza minutos antes.

-Es una loca -dije irritada.

-Pero bien que esa loca te salvó el pellejo, ¿vieron la actuación que hizo? -habló Nat.

-Fue increíble, te aseguro que casi me hace llorar -agregó Vero.

-Ya dejen de hablar de ella -sentencié.

-¿Qué sucede? ¿Estás sensible hoy? -preguntó con burla Nat

-No me busques-le advertí.

-No creo que quieras otro día en la cárcel ¿o sí? -dijo Vero.

Gruñí por lo bajo y tomé un poco de la lata de Coca-Cola en la mesa antes de darle un mordisco a mi porción de pizza.

Sus palabras aun sonaban en mi cabeza.

'Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!'

Es una mierda.

Luego de terminar de comer, ordenamos todo y nos acomodamos para dormir. Hoy, ellas se quedarían a dormir aquí. Me acosté en el colchón y miré fijo al techo. Camila no salía de mi cabeza, Camila me atormentaba y no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera ella.

Levanté la cabeza para mirar a mis amigas confirmando que ya estaban dormidas. Sin hacer ruido, me puse de pie, tomé el teléfono y salí al balcón. Cerré la puerta, para que no eliminar cualquier posibilidad de despertarlas y caminé hasta el fondo. Me recargué sobre la baranda y comencé a marcar el número de su casa. Comenzó a sonar, pero nadie contestaba. Corté y volví a marcar. Sonó una vez... sonó otra.

-¿Hola? -escuché su dormida voz. No dije nada, solo guardé silencio -¿Hola? Holaaaa, ¿Hola, hay alguien? -Preguntó elevando un poco más su voz - ¿Austin? ¿Eres tú?

- ¿Quién es Austin? -la pregunta salió impulsivamente de mí.

- ¿Jauregui? ¿Eres tú? -dijo con sorpresa.

-Te hice una pregunta directa, espero una respuesta directa -le dije.

-¿Acaso no has visto que hora es? -preguntó nerviosa.

- ¿Quién diablos es Austin? -dije elevando más mi voz.

Guardó silencio por varios segundos. Solo se escuchaba su leve respiración, y por un momento deseé poder escuchar esa respiración pero cara a cara. Poder escuchar esa respiración cerca de mi oído...

-Si te contesto, ¿me dejaras en paz? -dijo con voz calma.

-Contéstame de una vez -sentencié.

-Un viejo amigo...

-¿Qué clase de amigo? -pregunté al instante.

-¿Acaso esto es un interrogatorio judicial? Que yo sepa la que estuvo arrestada fuiste tú, yo no le debo nada a nadie. Así que mejor deja de molestar y déjame dormir, ¡de una vez! -me dijo.

- ¡Ahora tú vas a escucharme-! -escuché el interminable sonido del fin de la llamada.

Me había cortado. Con cuidado alejé el teléfono de mi oreja. No, ella no pudo haberme cortado el teléfono de esa forma. Respiré profundamente antes de enloquecer.

My Little Obsession // CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora