Capítulo 63.

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Vero comenzó a seguirla mientras le decía que no podía enojarse por ello. Reí por lo bajo al igual que Nat y Lucy.

—Es divertido verlas pelear siempre, pero a los dos segundos están como si nada hubiese pasado —dijo Lucy divertida. 

Mi celular comenzó a sonar. Detuve mi paso y lo busqué en mi mochila. Miré la pantalla el número desconocido. 

—Vamos Lauren, estamos por llegar tarde —dijo Nat.

—Vayan yendo —les dije y me alejé un poco para contestar — ¿Hola? 

—Lo intente, juro que lo intente —su voz paralizó mi cuerpo —Pero no lo comprendiste y no me hiciste caso.

— ¿Qué es lo que realmente quieres, maldita sea? —pregunté nerviosa.

—Yo quise hacer las cosas por las buenas y tú me obligaste a hacerlas por las malas. Tú no la puedes dejar, bien, yo voy a ayudarte a hacerlo.

— ¿De qué estás hablando? —dije sin entender.

— ¿Dónde está Camila ahora, Lauren?

Mi corazón se detuvo en ese mismo momento. Solté el teléfono y comencé a correr lo más rápido que pude hacia el estacionamiento. La luz de afuera se veía lejana y yo sentía que mis piernas jamás iban a llegar hasta allí. Salí casi volando hacia el exterior y busqué el lugar. Camila salía del auto.

— ¡Camila! —grité. Ella levantó la vista y me sonrió. Entonces todo pareció tornarse en cámara lenta. Una camioneta negra salió derrapando de la nada y se detuvo a su lado. Un par de hombres encapuchados salieron de allí y colocaron sobre su nariz un pañuelo. Camila cayó casi al instante — ¡NO! 

Corrí sin parar detrás de la camioneta pero ya se había alejado demasiado. Las piernas me fallaron y caí arrodillada en la mitad del gran estacionamiento.

— ¡NO! —volví a gritar mientras sentía aquella sensación de impotencia apoderarse de mi pecho. 

— ¡Lauren! —Giré a verlas, Vero y Nat venían corriendo hacia mí — ¿Qué pasó?

—Se la llevaron —dije mientras me daba cuenta de ello. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Tiré mi pelo con desesperación como si eso me diera una respuesta.

— ¿Dónde está Camila? —preguntó a Vero.

—Se la llevaron. Se llevaron a Camila y no hice una mierda —susurré. 

— ¿Qué? —dijo ella sin poder creerlo. Vero se llevó las manos a la cabeza.

—Tranquila, Lauren, vamos a encontrarla. Necesitamos llamar a la policía. ¿No sabes nada sobre eso? —dijo mi amiga.

—Michael —dije y la miré a los ojos. 

Vero asintió levemente y estiró la mano para entregarme el celular que había tirado antes de salir corriendo. Lo tomé y sin pensarlo marqué el número de su celular. 

— ¿Qué pasó, hija? —me preguntó al atender.

— ¡¿Dónde está maldita sea?! ¡Por tu bien no le toques un pelo porque te juro que voy a encontrarte y te voy a matar!

—Solo estoy intentando ayudarte. Quiero salvarte, aunque no lo creas.

— ¿Por qué no me dejas en paz? —Mi voz se quebró y las malditas lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin obstáculo alguno – No le hagas daño, por favor.

—Por eso mismo es que quiero alejarla de ti, hija —susurró él como si estuviera con alguien – Ella es la que va a acabar contigo si no hago algo.

My Little Obsession // CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora