Capítulo 38.

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Al llegar a casa, gracias a Dios Dinah no estaba levantada, no quería escuchar reclamos e insultos en este momento. Me cambié y me tiré en el sillón. Me acosté boca abajo y cerré mis ojos para intentar dormir.

Abrí un ojo por el sonido que acababa de provocar el microondas. Levanté un poco mi cabeza y miré a prima en la cocina.

-Dinah -dije con la voz dormida -¿Por qué no dejas de hacer ese ruido?

-No hablo con arruinadoras de citas -me dijo y siguió haciendo aquel molesto sonido.

Me senté en el sillón y un maldito dolor se apoderó de todo mi cuerpo.

Creo que tendré que comprar somníferos si Camila va a tener este efecto en mí cada vez que pase algo entre nosotras. ¿Cuándo he dormido? ¿Tres horas?

Esto es terrible, me duele todo como si hubiera dormido sobre una piedra. Aunque no estoy tan alejada de aquello.

Este maldito sillón terminará por dejarme en una silla de ruedas. Estirando mi cuerpo me puse de pie y camine hasta el baño. Me duché y salí para cambiarme y sentarme a la mesada en donde Dinah había preparado todo el desayuno.

-¿Y mi nana?

-Rose llamó hoy por la mañana diciendo que no podía venir porque Brutus se comió una moneda y tuvieron que llevarlo de urgencia al veterinario -me dijo ella sin mirarme.

-Pobre perrito, tan tonto -musité y pinché un pedazo de fruta para comer.

-No es el único -dijo y clavó mirada en mí. Y aquí vamos con los sermones de Dinah Jane Hansen-Yo te juro que no te entiendo. No sé, si es porque realmente eres idiota o porque te gusta molestar a las personas.

- ¿Terminaste?

-¡No! -me chilló ofendida.

Me acerqué a ella y me puse de puntas para besar su mejilla ruidosamente, mientras ella intentaba alejarse.

Le apreté los cachetes.

-Deja el sermón para después, por favor. Respeta el sacramento de los alimentos -le pedí.

-Juro que eres tan complicada a veces y otras tan predecible y sencilla.

-Buh.

-Lo que no entiendo es lo que te pasa con Camila.

La miré un segundo y regresé la mirada a mi comida.

-Ni yo misma lo entiendo -susurré. Al parecer ella no me escuchó.

-Primero dices que quieres una noche con ella, bueno... obtuviste lo que querías. Y ahora no puedes tolerar la idea de que salga con otra, y no quieres admitir que son celos. Pero estoy segura de que a ti no te va molestar salir con alguna puta teñida.

-Te dolerá la cabeza si sigues tratando de racionalizarlo, créeme hablo por experiencia.

-¿La amas? -me preguntó.

Me atraganté con el jugo que estaba tomando y comencé a toser sin control en busca de aire. Cuando logré estabilizarme un poco la miré.

-Define amar -le dije trabajosamente.

-Simplemente amar, Lauren... no lo sé... no tiene una definición concreta. Es algo... un poco ilógico de donde lo mires. Es cuando te late rápido el corazón y no dejas de pensar en esa persona, estas así como idiotizada por ella y la ves en todos lados, por todas partes.

Me sentí bastante identificada, pero... no, eso no es así. Tenía que cambiar de tema.

-¿Tú sientes eso por ese chico? Uhmm ¿Cómo era? ¿Josh? -le pregunté divertida.

My Little Obsession // CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora