Capítulo 43.

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Llegué a mi casa y tiré todas mis cosas al suelo. Tomé la carta de mi madre y me senté en el sillón para volver a leerla. Me había olvidado completamente de su letra. Una letra fina y bien clara. Me levanté y fui hasta mi habitación. Comencé a revolver los cajones de mi mueble, hasta que encontré lo que estaba buscando. La tomé con cuidado y la miré detenidamente. Ella era tan hermosa... y debe serlo aún.

Sentí un nudo de impotencia que no me dejaba respirar tranquila. Ella era una mujer increíble y nunca tuvo que haber pasado por todo lo que mi padre la hizo pasar. Maldito cobarde, infeliz... será mi padre pero lo único que siento hacia él es desprecio.

Me puse de pie, necesitaba salir y despejarme, dejar de pensar en todo. Me cambié de ropa y tomé mis llaves y mi teléfono para salir de casa. No iba a ir en motocicleta. Necesitaba caminar.

Caminé sin rumbo alguno por Miami, sin prestar mucha atención a donde estaba yendo. Hasta que mis pasos se detuvieron frente a un viejo bar. Miré a mí alrededor y decidí entrar. Un lugar con luces bajas, todo estaba relativamente oscuro. Me acerqué a la barra y me senté en la silla. Un hombre bastante mayor se acercó a mí y me miró fijo.

- ¿Qué se te ofrece, jovencita? -me preguntó.

-Deme una botella de tequila -le pedí. Él asintió. Se alejó de mí y se agachó para buscar lo que le estaba pidiendo.

"-¿No vas a hacer ninguna tontería, cierto?"

Su preocupación llegó a mi cabeza. Me lo había vuelto a preguntar después de que la había ido a besar. El hombre se acercó de nuevo a mí y apoyó la botella frente a mis ojos, colocó un vaso al lado. Lo miré y le agradecí con la cabeza. Se alejó de nuevo.

Lo siento Camz, pero no puedo cumplirte. Necesito que mi mente esté en otro lugar, necesito olvidar y embriagarme. Abrí la botella y me serví un poco de tequila. Miré mi vaso y dude un poco en hacerlo... Camila estaba en mi cabeza.

Pero no, tenía que hacerlo. Llevé el vaso a mi boca y tomé de golpe. Apoyé el vaso con un poco de fuerza sobre la barra, sentí la sensación quemando por todas partes hasta el cerebro. Volví a llenarlo y volví a tomar.

"-Tu madre es una cualquiera, ¿entiendes eso? Ella te dejó, decidió irse con otro... ¿y sabes porque? Porque eres un error, nunca te quiso. Cuando se enteró de que estaba embarazada de ti, quiso abortarte pero yo no la dejé, y cuando naciste no te quiso ver. La tuvieron que obligar a que te diera de amamantar... ¿Cuándo vas a entenderlo? Ella nunca quiso que nacieras..."

-¡Mentira! -dije sin darme cuenta.

La gente que estaba a mí alrededor se giró a verme. Volví a tomar de mi vaso. Sus malditas palabras llenaron mi cabeza.

¿Por qué me hacía esto? ¿Por qué mi propio padre me odiaba? ¿Por qué quería acabar conmigo? ¿Qué le había hecho yo a él?

Seguí tomando sin descanso. Mi cabeza ya daba vueltas. Pero aun así no había logrado despejar mi mente de aquellos recuerdos horribles y aquellas palabras hirientes. No sé cuánto tiempo pasó, pero la botella frente a mí ya estaba casi vacía.

Miré a mí alrededor y luego miré a la hora del reloj de pared del bar. Ya era tarde, debía irme. Me puse de pie y ante el repentino mareo me agarré de la mesa. Saqué un poco de dinero y sin mirar cuanto era, lo dejé junto al vaso. Salí del bar y las gotas de lluvia mojaron mi rostro. Levanté mi cabeza. Las nubes ocupaban el cielo nocturno y había refrescado bastante.

Coloqué sobre mi cabeza el beanie que traía en la mano. Tenía que ir a algún lado, tenía que dejar de pensar un poco. Mis pies comenzaron a caminar sin rumbo alguno, la lluvia fría había logrado traspasar un poco mi ropa. No sabía a donde ir, mis pasos eran torpes y sin dirección.

My Little Obsession // CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora