Capítulo 3.

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De repente la puerta se abrió y las chicas de adentro la empujaron hacia fuera, y una de esas perversas le arrancó la toalla dejándola en ropa interior en el pasillo. Cuando la chica me vio, abrió los ojos. Sorprendida, cerró la puerta. Esto no había sido obra de una sola chica, ¡Habían sido todas! Ella parecía perrito mojado y abandonado a la intemperie mientras trataba de cubrirse con sus delgados brazos. Estaba toda mojada, su piel estaba erizada y temblaba del frío. Avente el cigarro lejos. Enojada me quité la chaqueta y se la puse para que se cubriera.

- ¿Quién te hizo esto? -dije con ferocidad.

-Sé defenderme sola -repuso queriendo conservar un poco de dignidad.

- ¡Así lo veo! -gruñí escaneándola de arriba abajo, semidesnuda y cubriéndose con mi chaqueta.

Se veía verdaderamente bien en aquella íntima ropa interior color negro. Su piel era tersa, y no había ninguna mancha en todo su cuerpo. En otras circunstancias me habría encantado verla así, pero en esta ocasión me sentía extrañamente furiosa como para pensar en algo más.

-Ven aquí. La tomé del brazo y la jalé.

Utilicé más fuerza de la debida en tocar la puerta, las chicas intimidadas ante mí, con muy obvio enojo entreabrieron la puerta. Yo la pateé con fuerza, afortunadamente no golpeó a ninguna. Estaba enojada con esas zorras, pero jamás lastimaría en serio a ninguna, yo también querría que me respetaran. Pero mi moral no me impedía intimidarlas un poco. Jalé conmigo dentro del vestidor a Camila.

- ¡Quiero que dejen de molestarla! -dije furiosa. Camila se acomodó detrás de mí, como cachorrito asustado -A partir de este momento si me entero de que alguna de ustedes le ha causado algún daño a Camila -la jalé hacia delante - ¡Se las verá conmigo! -amenacé.

- ¿Y qué puedes hacernos tú? -preguntó Alexa al fondo del vestidor - ¿Que no nos hayas hecho ya? -dijo retándome.

-Preocúpate de lo que puedo hablar, Alexa -la amenacé -Si hasta ahora no he sido una perra, es porque las consideraba unas chicas que merecían respeto -nótese la ironía -Ahora, me doy cuenta que no son más que un montón de arpías -les dije con una nota de burla y decepción -Qué lastima -dije un poco más bajo. -Tú -me dirigí a Camila.-Vístete, ya se nos hizo tarde -las chicas abrieron un camino para ella. Tomó su ropa y lasujetó con contrariedad ante ellas. - ¿Y ahora qué pasa? -solté fastidiada.

- ¿Te podrías salir? -preguntó apenas audible.

- ¿Y dejarte sola con los jinetes del Apocalipsis? ¡No sueñes! -Aseguré -Además no es nada que no haya visto -dije con una sonrisa y le guiñe un ojo. Ellas pusieron cara de fastidio.

Alexa se levantó enojada y se fue azotando la puerta. Camila se quitó mi chaqueta y me la entregó. Se puso la blusa y de deslizo en los vaqueros con rapidez.

-Lista -dijo cuándo se acercó una vez más a mí.

-Casi -dije y acomodé un mechón de su pelo detrás de su oreja.

Ella me frunció el ceño, pero las demás chicas no notaron su incomodidad ante mis gestos y se molestaron más. La envidia debía estarlas carcomiendo. Decidí molestarlas un poco más y besé su mejilla tardándome un poco más de lo que realmente ameritaba la acción

-Vamos. Abrí la puerta para que saliera primero y yo la seguí.

-Yo... no tenías porque -dijo.

-Me gusta tu lunar -dije después de un rato de caminar en silencio

-Mmm...

-Creo que ya no tiene caso entrar a esta clase si solo quedan veinte minutos para salir.

My Little Obsession // CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora