// Epílogo //

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Abrí un ojo al escuchar un ruido proveniente de afuera de la habitación. Frunciendo el ceño abrí el otro y me quedé quieta en medio de la gran cama. Giré mi cabeza para mirar al costado de mí, estaba vacía.

-Theo, mi vida, ven aquí. Te dije que no corras más cerca de las escaleras... vas a caerte. Y no quiero que eso pase. -escuché su dulce voz. Su forma de reprenderlo me hizo sonreír.

Ya le dije un millón de veces que así él seguiría siendo un rebelde.

-No lo volveré a hacer, ma -dijo él. Sonreí levemente al escuchar a mi pequeño demonio.

- Ethan, mi amor, ¿puedes pasarme tu camiseta? -escuché unos pequeños pasos que pasaban por delante de la puerta.

-Aquí tienes mamá -dijo él y volví a escuchar sus pasos.

-Sofi, mi cielo, ¿ya estas lista? -preguntó  Camz.

- ¿Dónde está mi muñeca rosada, mami? -preguntó con voz preocupada.

- ¿Te fijaste debajo de la cama?

- ¡Aquí esta! -dijo contenta.

-Bien, ¿ya están listos?

-Casi -dijo Ethan.

- ¿Por qué se están poniendo tan lindos?

-Queremos impresionar a la maestra de natación -contestó Theo.

Reí por lo bajo.

-Con que eso es -dijo ella sin poder creerlo -Ustedes dos son terribles, no puedo creerlo.

-Ya mamá, tranquila -la calmó el pasivo y a la vez seductor Ethan  -Sabes perfectamente que tú eres nuestra favorita.

-Él tiene razón, ma -lo siguió mi otro pequeño galán -Tú eres la dueña de nuestros corazones.

-Por Dios -dijo ella divertida - ¿De dónde habrán sacado ustedes dos esa capacidad para comprarme?

-La mejor maestra, mamá -aseguró Theo divertido.

-Ya lo creo -dijo ella.

- ¿Mamá no irá a trabajar hoy? -preguntó Ethan.

-Mami está de vacaciones a partir de hoy -contestó ella -Vayan bajando que el desayuno está listo. Mientras termino de peinar a su hermana.

Escuché sus pasos escaleras abajo.

-Cariño ven aquí.

-Voy.

- ¿Estás contenta de empezar la escuela? -le preguntó.

-Sí, pero tengo miedo -dijo ella.

- ¿Miedo, mi cielo? ¿De qué?

- ¿Qué pasa si me pierdo? ¿Cómo voy a volver? -dijo preocupada.

-Tus hermanos van a cuidarte, no tienes que temer de nada princesa.

-No lo creo, ellos se la pasan babeando por las otras niñas. Son unos idiotas.

- ¡Sofía, esa boca!  - la reprendió Camz.

No pude evitar soltar una risita.                        

- ¡Pero mamá lo dice todo el tiempo! -se quejó la pequeña.                                                             

- ¡Pero tú no puedes decir eso, señorita!

- Lo siento, mami. Quise decir que ellos ni siquiera me van a hablar.

My Little Obsession // CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora