Veintinueve

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Maratón 1/3

Cuando decidió acompañar a JungKook a la universidad estaba conciente de que sería un enorme reto para él, a diferencia de otros lugares, ahí no podría tener su completa atención y no podía distraerlo con alguna tontería. Su mayor preocupación era conocer a los amigos de su novio. No era ni un poco bueno socializando y temía ser aún peor por los nervios. Fuera de todo eso, le entusiasmaba la idea de vivir la vida académica que de haber nacido como un humano normal le habría tocado vivir. A lo que tenía entendido, la carrera que JungKook estudiaba estaba repleta de matemáticas, las cuales gracias a sus clases con SeokJin sabía que detestaba. Según sus mayores, JungKook era prácticamente un genio en ese ámbito.

— ¿Qué estudias? —preguntó por octava ocasión después de un largo bostezo. Talló su ojo derecho mientras se estiraba en el asiento del copiloto.

— Ingeniería en mecatrónica —repitió riéndose. Recibió un 'Oh' en respuesta, obviamente olvidó qué significaba también, esperó pacientemente a que el adormilado rubio preguntara para explicarle con calma—. Diseñar o controlar sistemas automáticos, como robots y esas cosas.

El menor sacudió sus orejas mientras expresaba su asombro, para ser capaz de hacer esas cosas. En la televisión siempre los representaban como nerds, feos e introvertidos. Pero no, su JungKookie era demasiado perfecto. Era guapo, amable e inteligente. Suspiró enamorado de forma inconsciente, lo que no pasó desapercibido por el mayor. Acercó su mano a la pomposa mejilla para dejar una caricia y besar su sien de forma corta. Estacionó el auto en el sitio de siempre, ayudó al contrario a cubrir sus orejitas con el gorro de lana, aprovechó la cercanía y dejó un beso en la punta de la nariz.

— Koo, vamos —pidió emocionado.

Bajaron del carro y el mayor extendió su diestra en espera de recibir la del contrario. El castaño nunca se molestó en esconder su sexualidad luego del incidente con sus padres, las personas en general pretendían que no era gay porque por alguna razón les incomodaba. No le importaba, sus amigos eran las personas más asombrosas del universo y con ellos le bastaba. Le entusiasmaba presentarle su novio a sus amigos, eran su segunda familia y sin darse cuenta le importaba su aceptación. Con JiMin pegado a su costado caminaron por los pasillos, se tomaron su tiempo para que el rubio saciara su curiosidad de lo que llamara su atención.

— ¡JK! —el nombrado se frenó al escuchar el grito de la chica, confundiendo a su novio quien desconocía el apodo. JiMin frunció el ceño cuando le soltó la mano para atrapar entre sus brazos a una mujer de cabello anaranjado— ¿Qué hiciste el fin de semana que no viniste con nosotros? —le cuestionó mientras deshacía el agarre ajeno para volver al suelo.

— Tarea, querida Sana —dio un par de palmadas sobre su cabeza porque le divertía la mirada fastidiada que ponía. Ignorar sus deberes de la escuela por pasar tiempo con sus novios o ir a modelar cobraba factura y eso significaba horas y horas sentado en la mesa con la nariz hundida en su computadora— ¿Dónde están los demás?

— YuGyeom probablemente esté dormido en el salón, Félix y JiSoo están tratando de estacionarse decentemente y MinGyu venía detrás de mí —al mencionar lo último volteó a buscar a su amigo, no le sorprendía su desaparición, siempre terminaban encontrándolo platicando con alguien diferente— ¡Hola! —saludó con entusiasmo al híbrido cuando finalmente notó su presencia—. Soy Sana —hizo una corta reverencia por costumbre a la par de sus palabras.

— JiMin —imitó la reverencia que hizo la mujer algo confundido, volteó a ver molesto a su novio al escucharlo reírse de él—. Tú cabello es muy bonito —halagó hipnotizado por las ondas naranjas que llegaban a la mitad de su brazo. Puso cara de espanto en cuanto la contraria lo abrazó diciéndole que era muy lindo.

Our hybrid ||VKookMin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora