Treinta y dos

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Quiero salir solo.

Esas palabras seguían taladrando la mente de JungKook. Al escucharlo sintió algo pesado caer a su estómago y el frío invadió su cuerpo, seguramente lucía pálido por la mirada preocupada que le dirigió JiMin. Por otro lado estaba TaeHyung que sonreía entendiendo al híbrido, su deseo de sentirse libre y autónomo. Mientras que él asentía, el menor negaba en desacuerdo por la idea. Voltearon a verse entre ellos como si el contrario estuviera loco por su respuesta. El híbrido se encogió en su lugar al ver las reacciones ajenas, temiendo que empezara una discusión por su culpa. Se retractó en seguida, lamentando el siquiera haber preguntado.

— No te disculpes —lo cortó TaeHyung y lo tomó de la mano para llevarlo hasta la habitación, dejando al castaño en la sala gruñendo y farfullando cosas. Cerró la puerta detrás de ellos y se recostó con el rubio, quien solo guardaba silencio, confundido por la reacción— ¿Quieres salir ahora o en otro momento?

— Ahora —respondió tímido.

— ¿Quieres dinero? —preguntó sacando su cartera del bolsillo de su pantalón. Sacó la tarjeta del tren y varios miles de wons para dárselos, pero JiMin los rechazó de inmediato.

— No planeo ir lejos, solo quiero dar vueltas por ahí —respondió con simpleza, pero el azabache insistió en que los tomara por si cambiaba de opinión. Extendió con inseguridad la mano para guardarlo en el bolsillo de su pantalón—. ¿Qué va a pasar con JungKook?

— Yo hablaré con él —aseguró sonriéndole para contagiarle su calma—. Te quiero mucho y quiero que seas feliz, amor —tiró del menudo cuerpo hacia el propio para abrazarlo con fuerza.

Moría de miedo de dejarlo ir solo, pero debía confiar ciegamente que todo estaría bien y que sabría resolver cualquier problema que se le presente. Después de todo era parte de crecer. Ahora veía su rostro y no lucía tan aniñado cuando lo conoció, sus rasgos se tornaron ángulosos y su cuerpo nutrido era fuerte. No había rastros del escuálido chico moribundo que conocieron. Se veía demasiado diferente, casi parecían haberlo reemplazado con alguien parecido. No sólo fue un cambio físico, también mental. Ya no temía al mundo, no le sorprendían las cosas usuales, razonaba y resolvía problemas, tenía sueños y aspiraciones como cualquier otra persona. Estaba orgulloso de verlo superarse a sí mismo, sin miedo al cambio. JiMin lo besó, fuerte y decidido. Su mano apretó su cintura para pegarlo más a su cuerpo, deseando demostrarle todo lo que sentía en ese contacto.

Salieron del cuarto y JungKook estaba sentado en el sillón mirando a la nada, movía su pierna de arriba a abajo para mitigar la ansiedad. Dedicó una última mirada suplicante para que se retractara y prefiriera quedarse con ellos, pero en su lugar recibió un besito en la frente en forma de despedida. A TaeHyung le dolió el gesto ansioso en el rostro de su castañito al ver al híbrido partir.

— Amor mío, ven acá —logró que quedara entre sus piernas recargado en su torso para poderlo envolver entre sus brazos en un abrazo consolador—. Yo también tengo miedo de que le pase algo —validó sus sentimientos e incluso le dejó en claro que los compartía con él—. Pero no podemos dejarlo vivir con miedo —explicó con calma—, pronto irá a la universidad y es mejor que pierda el miedo de una vez, que se adapte a estar solo en la calle.

—También tengo miedo de eso —susurró sabiendo que estaba a punto de soltar lo más egoísta que podría decir—. Me preocupa que cuando salga y haga su vida pasemos a segundo plano o que conozca a alguien más y nos deje...

— Estás sobre pensando la situación, Koo. Escucha, si eso pasa. ¿No prefieres que sea feliz sobre cualquier cosa?

— Sé lo que debería decir, pero no lo siento de verdad —confesó, sorprendiendo a su mayor porque de verdad no se lo esperaba.
No tenía nada para decir, recargó su frente en la cabellera ajena y soltó una risita estupefacta.

Our hybrid ||VKookMin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora